El Trabajo Es Un Don De La Gracia Muestra

La base práctica de la gracia en el trabajo

¿Te has preguntado alguna vez por qué trabajamos? Vemos a través de las Escrituras que la gracia de Dios se extendió a nosotros dándonos el don del trabajo. Sin embargo, hay otras aplicaciones muy prácticas que son evidentes en la Palabra de Dios. Dios se encargó de que, a través de nuestro trabajo, la realidad de su gracia se ocupara de las necesidades diarias más prácticas que encontráramos. Dios nos extiende gracia diariamente en las situaciones cotidianas de la vida. Él nos encuentra allí con gracia y nosotros somos capaces de extender esa gracia a los demás.

Inicialmente, vemos que, a través de nuestro trabajo, tenemos la oportunidad de cuidar de nosotros mismos. El hecho es que quien no trabaja no come. Cuando oramos: «Danos hoy nuestro pan de cada día», lo que reconocemos es que nuestro pan de cada día viene de Dios. Dependemos de él para que nos proporcione ese pan. Sin embargo, una forma importante en que Dios suministra nuestro pan es a través del don de nuestro trabajo. Ejercemos el don y recibimos la bendición de poder comer y sobrevivir. Cuidamos de nosotros mismos y de los demás a través de nuestro trabajo.

Dios ve específicamente la necesidad de las familias. Trabajamos para que nuestras familias tengan lo que necesitan. El apóstol Pablo dice que quien no mantiene a su familia ha negado la fe. La cultura de la época era que los miembros de la familia tenían el deber de cuidarse unos a otros. Incluso las personas que no siguen a Cristo creen en el cuidado de su familia. Por lo tanto, los cristianos que no trabajan y ni proveen para sus familias han ido en contra de la enseñanza de su fe. El ejemplo que se nos dio fue el mismo Cristo. Mientras estaba colgado en la cruz, llamó a Juan para que cuidara de su madre, María.

Efesios 4:28 dice: «El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados». Hay una conexión directa entre nuestro trabajo y nuestra generosidad con los demás. Trabajamos con nuestras manos y podemos dar de la abundancia de ese trabajo a los necesitados. Esta es la gracia de Dios, que extendemos a los demás. 

«Gracias, Padre, por darme un trabajo para poder sustentarme a mí y a mi familia. Continúa enseñándome la importancia del trabajo. En tu nombre, amén».