[Grandes versos] Los diez mandamientos: Una expresión de la Palabra Muestra

Dios ama a cada uno de nosotros

Ningún ser humano tiene derecho a quitarle la vida a otro ser humano, porque la vida humana es sagrada. Solo Dios tiene autoridad sobre la vida y la muerte.

El sexto mandamiento puede parecer tan seco como el polvo, pero detrás de este mandamiento está el amor indescifrable que Dios tiene por cada uno de nosotros. A Dios le importa todo ser humano en el planeta, envió a su Hijo a morir por nosotros. Tenemos un valor inestimable para él. Nos ama. Por eso el asesinato es tan grave para nuestro Dios.

Este mandamiento no solo prohíbe el asesinato, sino también el suicidio (auto-asesinato), el infanticidio (asesinato del recién nacido), el aborto (asesinato del no nacido) y la eutanasia (asesinato de ancianos y enfermos). En todos los sentidos, Dios nos llama a tener un profundo respeto por la vida humana.

En el Sermón del Monte, Jesús lleva este mandamiento a un nivel más profundo. «Oíste que se dijo a los antiguos, no matarás; y quienquiera que mate será culpable de juicio. Pero yo les digo que todos los que estén enojados con su hermano serán culpables de juicio; quien insulte a su hermano será responsable ante el concilio; y quien diga: “¡Tonto!” quedará expuesto al infierno de fuego».

No basta con evitar el acto de asesinato. Dios también está preocupado por las actitudes y palabras furiosas, porque provienen del corazón lleno de odio y pueden conducir al asesinato. Jesús nos dice a ti y a mí: «Estos también están equivocados. Estos son inaceptables para mis seguidores. Tráelos a mí y déjame llenar su corazón de amor y perdón». La vida humana es sagrada.