Pedro, un discípulo como ningún otro

¿Sabes lo que es que el Dios del cielo te llame a ti por nombre propio? Jesús vino a esta tierra, salió a los 30 años al ministerio y llama a Pedro y le dice: “Sígueme”, él dejó las redes porque era pescador, dejó a su padre y se fue tras Jesús. Imagínate el privilegio de toda la raza humana al ser llamada apóstol de Jesucristo.

Pedro tuvo experiencias con Jesús que ningún otro tuvo, en medio de la tormenta Jesús vino a ellos caminando sobre las aguas, así que Pedro le dijo: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas”, y Jesús le dijo: “Ven”. No se lo dijo a Jacobo, no se lo dijo a Andrés, a ninguno de los que estaban allí, se lo dijo a Pedro, y él caminó sobre las aguas, fue el único aparte del Señor, que lo hizo. 

En el monte de la transfiguración, Jesús subió únicamente a Pedro, Andrés y Jacobo, ninguno más de los cientos y miles que le seguían, ni los 70 de la gran comisión, ni el resto de los doce, solo ellos tres pudieron ver a Jesús transfigurado y a Moisés y Elías hablando con el Señor, vieron la nube de gloria y oyeron la voz del Padre. Cuando muere la hija de Jairo, Jesús dejó la multitud que lo apretaba y se llevó a Pedro, Andrés y Jacobo, y fueron testigos de la resurrección de la niña.

La noche en que Jesús les dijo que iba a ser apresado y todos huirían, Pedro dijo que nunca lo negaría, que de ser necesario moriría por su causa; pero esa misma noche, lo negó tres veces. Jesús estaba ahí, y uno de los Evangelios dice que levantó su mirada, Él oyó y con su mirada le estaba diciendo: ¿Pedro no me conoces? ¿No viví en tu casa, no caminé contigo, no viste los milagros, las resurrecciones, no caminaste en las aguas, no viste mi gloria? ¿No me conoces? Pedro salió y lloró amargamente toda la noche.