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Cómo ser feliz

Finge que tienes hijos (tal vez los tengas), pero de repente no tienes forma de comunicarte con ellos verbalmente o de otra manera. Si solo tuvieran tu vida como ejemplo, ¿qué deducirían que se necesita para ser feliz? ¿La carrera, la casa, las actividades de fin de semana, el comportamiento, las calificaciones, las ligas deportivas juveniles, la ropa, la comida, los amigos, el entretenimiento, la iglesia correctos? ¿Mirarían tu vida y se darían cuenta como el Apóstol Pablo de que la piedad con contentamiento es en sí misma grande? No todos tenemos hijos, pero todos enviamos un mensaje a Dios sobre lo que creemos que se necesita para ser felices. He aquí un mal consejo: dile a otros con tu vida que Él no es suficiente. Y ahora aquí hay algunos buenos consejos.

1. Haz que el agradecimiento sea una cosa. En tu vida y en las vidas en las que influyes, otorga al agradecimiento un estatus de celebridad. Dilo. Ora. Compártelo. Deleítate. Agradece a Dios sin descanso. Agradece a la gente, también, más de lo que crees que deberías. Date cuenta de lo que tienes, y agradece a Dios nuevamente. Vuélvete adicto a alabar a Dios por Su bondad porque la gratitud convierte lo que tenemos en suficiente.
2. Deja de comparar. Compararse con los demás te ayuda a identificar tu éxito tan bien como lo haría una licuadora: ensucia tu ropa, te corta a ti y a otros y mezclará tus prioridades. Si tienes que comparar, compárate con Cristo y serás curado.
3. Busca el verdadero tesoro. Donde esté tu tesoro, allí encontrarás tu corazón. Es un buen himno, Escritura y verdad. No importa cuál sea el tesoro, toda tu vida es una búsqueda del tesoro. ¿Qué tesoro está buscando tu corazón? ¿Respeto en el trabajo? ¿La casa de tus sueños? ¿Calificaciones perfectas, hijos perfectos, un cuerpo perfecto o una cita perfecta? ¿O amar a Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo?
4. Date cuenta de cómo fuiste salvo. No te lo ganaste. No puedes trabajar para eso. Te mereces lo contrario. Has hecho todo para perderlo. Todavía no eres lo suficientemente bueno para eso. Pero tienes vida, y gracia, y más vida. Debido a Jesús.

Ora: Jesús, gracias. Gracias por la gracia. Gracias por despertarme hoy. Gracias por Tu cercanía a mí. Gracias por dar Tu vida por la mía. Vaya, gracias.