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Dios no solo es generoso con nosotros; es generoso a través de nosotros. Recuerda que cuando le damos a los demás, estamos actuando como si fuéramos las manos y los pies de Dios para bendecir a otras personas. Ser generosos con lo que tenemos, nuestro dinero, nuestros talentos, nuestro tiempo, nos da una increíble oportunidad de ser usados por Dios para mejorar la vida de los que nos rodean.

¿Hay alguien en tu vida a quien le vendría bien una pequeña bendición? ¿Qué recursos tienes que podrías usar para bendecirlo/a? Tal vez sea pasar tiempo con él/ella, escribirle una nota, hacerle un regalo, hacer algo para servirlo/a o incluso donarle algo de dinero. Independientemente de qué sea, busca la manera de dar algo que tengas para bendecirlo/a con el amor de Dios esta semana.