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David fue el escritor de casi la mitad del libro de los Salmos, que fue escrito más bien en forma de poesía o letras de canciones. Lo que David escribió aquí parece bastante sencillo, pero la historia que hay detrás es fascinante. David oraba esto mientras huía para salvar su vida de un rey malvado llamado Saúl que quería matarlo. Mientras huía, Dios no lo rescató inmediatamente. Por el contrario, estuvo con David y con el tiempo lo ayudó a encontrar una salida a esa situación. Pero aunque Dios no respondió la oración de David de inmediato, lo protegió todo el tiempo que estuvo huyendo. Así que recuerda, no importa lo que ocurra en tu situación, Dios escucha tus oraciones. Y aunque Dios no responda de la manera que esperabas o en el momento que querías, debes saber que el hecho de que Dios parezca callado no significa que no esté ahí. Dios está contigo, escuchándote y obrando por tu bien. 

Hoy, piensa en un área en la que necesites la ayuda o el consejo de Dios. Escríbelo en una nota adhesiva o en una hoja de papel. Cuando la veas esta semana, tómate un tiempo para orar y recordar que Dios está contigo y escuchando.