Mata El RuidoMuestra

Un Dios de milagros

Los tres amigos se presentaron ante el rey mientras este se ensañaba con ellos. «¿Cómo se atreven a no adorar el ídolo que he puesto? ¿Quiénes se creen que son? Si no hacen lo que digo, los arrojaré al fuego». El rey les pedía que eligieran la vida o la muerte. Obedezcan al rey y conserven su vida. Obedezcan a su Dios y serán hombres muertos.

Pero estos muchachos tomaron la puerta número 3. «Sadrac, Mesac y Abednego respondieron: ‘Oh Nabucodonosor, no necesitamos defendernos delante de usted. Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su majestad; pero, aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado’» (Daniel 3:16-18 NTV). Ellos dijeron: «Échate para atrás, rey, y frena tu marcha. Tú no tienes nada que decir sobre nuestra vida o nuestra muerte. Eso depende de Dios. Si vivimos, es porque Dios quiere que vivamos. Si morimos, también está bien. Confiamos en Dios de cualquier manera».

El rey calentó el fuego más de lo normal para poder quemarlos bien. Los arrojó al fuego. De repente, los tres amigos se convirtieron en cuatro. El rey Nabucodonosor no podía creer lo que veía. El Señor estaba con ellos allí en el fuego, protegiéndolos de las llamas. Los tres amigos salieron unos minutos después, sin ni siquiera oler a humo. Dios se encarga de hacer milagros y siempre gana.

Hay tres formas de ver la vida. La primera ve un futuro desconocido y tiene miedo a la muerte. No sólo tiene miedo a la muerte, sino que está muerta de miedo. Hebreos 2:15 dice que la gente vive su vida «como esclavos del miedo a morir». No hay razón para ello. No estoy diciendo que andemos con un deseo de morir. Pero si tenemos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, no hay razón para que tengamos miedo de morir. Él no va a dejar que nos pase nada a menos que sea el momento.

La segunda forma ignora el futuro. Estas personas se limitan a «comer, beber y disfrutar de la vida» (Eclesiastés 8:15), sin pensar en los problemas más importantes de la vida. Piensan que las cosas malas nunca les ocurrirán, sino que sólo pasarán a otras personas, las malas. Entonces, un día les pasa a ellos y no tienen nada a lo que puedan recurrir en busca de ayuda. Ese día llegará, créeme.

El tercer camino es vivir una vida confiando en el Dios del universo, que es más grande que lo que sucede a tu alrededor. Este es el Dios sobrenatural que introduce su mano en el mundo natural para ayudar a los que le siguen. Dios ha hecho algo milagroso en mi vida más veces de las que puedo contar. Desde que me desintoxiqué, pasando por el inicio del Movimiento Whosoevers, hasta que me trajo a mi mujer, Crystal y me dio a mis trillizos y a mi hijo. Cada una de ellas es una historia milagrosa en la que la mano de Dios es claramente evidente.

Comprometerse plenamente significa asumir riesgos. Significa decir «sí» cuando Dios te pide que hagas algo, aunque tengas miedo o te sientas inadecuado, o estés seguro de que lo vas a estropear. Es reconocer que nuestro Dios sobrenatural hará obras sobrenaturales a través de ti cuando confíes en él para hacerlas. No estoy diciendo que vas a ir por ahí llamando fuego del cielo, aunque eso es ciertamente algo que Dios podría hacer. Sólo tienes que asegurarte de no dejar que tus propias limitaciones o defectos se interpongan en el camino de las cosas asombrosas que Dios está dispuesto a hacer en ti y a través de ti.