¡Él se desangró!Muestra

¡SUPERA LOS MUROS! 

Jesús no murió para terminar en un edificio; Murió para salir de él. Si lo confinamos dentro de las cuatro paredes de la iglesia, va a ser un prisionero. Su intención nunca fue quedarse atrapado en un edificio, ¡pero la iglesia moderna ha atrapado a un Dios grande en una casa pequeña! 

¿Por qué Jesús murió fuera del campamento? Él amaba a Jerusalén tanto que lloró por ella. Pero cuando llegó la hora de morir, no fue allí. Jesús salió del encarcelamiento de la religiosidad para poder morir por nosotros. La religión encarcela; la relación libera. Jesús luchó con los religiosos pero fue abrazado por los pecadores, lo que le costó una acusación. Morir fuera del campamento fue una acusación contra el campamento. Murió para destrozar los muros de la religiosidad y romper las normas, rutinas y rituales que mantenían a los demás afuera.  

Jesús murió fuera de su campamento para que toda la humanidad pudiera acceder a Él. Si hubiese permanecido dentro de los muros y hubiese muerto allí, no podríamos entrar. Él murió fuera de los muros para que todos, desde los justos hasta los paganos, pudieran acceder a Él. ¡Se desangró para que todos pudieran entrar! 

Luego de morir fuera del campamento, Jesús traspasó el velo para convertirse en nuestro Intercesor. Los hebreos entendían el significado de “traspasar el velo”. Para ellos, eso representaba los actos de los sacerdotes que se ponían en la brecha para los indignos, aquellos que no podían acercarse a Dios cara a cara. El sacerdote interpretaba el lenguaje de los impíos en los términos que el Dios de Todo lo aceptaría. El sacerdote era lo suficientemente diverso para proporcionar unidad entre Dios y la humanidad. Él podía relacionarse con el pecador, como también hablar el lenguaje del Rey.  

Si queremos estar unidos, debemos apreciar la diversidad y aceptar las diferencias para poder interceder en favor de otros. Debemos ponernos en la brecha de aquellos, que de otro modo, no tendrían acceso a un Dios desconocido. Debemos superar los muros que nos dividen para poder unirnos, ir al mundo y compartir el Evangelio con toda criatura. Así, ¡el que cree será salvo!