La familia: lo más importanteMuestra

PLENITUD



El lunes por la mañana nos levantamos temprano para evitar la congestión vehicular de la hora pico. Cuando llegamos a la oficina, vemos de inmediato el correo electrónico que dejamos sin leer durante el fin de semana. Luego vamos a trabajar, nos reunimos con clientes, asistimos a reuniones. Entonces, llega el viernes y buscamos un lugar para estar con nuestros amigos o compañeros de trabajo y tomar una o dos bebidas antes de regresar a casa.



La vida es una rutina y, a veces, nos preguntamos: ¿En esto consiste la vida? ¿Cuál es el propósito y el sentido de la vida? El propósito y el sentido de nuestras vidas no es tan fácil de entender. Las preguntas que tenemos ante nosotros son: ¿Qué quiere decir tener propósito y sentido? ¿Cómo determinamos en qué consiste? ¿Qué dice la Biblia sobre el propósito de nuestras vidas? Considera Isaías 43:7 que dice que Dios nos ha creado para Su gloria y sólo para Sus propósitos.



Nuestro propósito y la razón por la cual estamos aquí, en esta tierra, es solo para Su gloria. Nuestro propósito es alabar a Dios, adorarlo, proclamar su grandeza y cumplir Su voluntad: esto es lo que lo glorifica. Por lo tanto, en esto encontramos que Dios nos ha dado una razón para nuestra existencia, un sentido para nuestra existencia. Fuimos creados por Él, de acuerdo con Sus deseos y debemos vivir para Él, para que podamos lograr lo que Él quiere que hagamos.



Cuando confiamos en Aquel que nos creó, que hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Efesios 1:11), entonces podemos vivir una vida con propósito. San Agustín dijo que: "La finalidad del hombre es glorificar a Dios siempre". El cómo se manifiestan los detalles de este propósito depende de nosotros, ya que Él nos ha otorgado, a cada uno de nosotros, los dones, habilidades y talentos que podemos usar para Su gloria. Nos corresponde, a nosotros, administrar esos dones y talentos que nos dio, de los cuales tenemos la responsabilidad de aumentarlos y darles un valor agregado.



Nos fueron dados no solo para nuestro uso personal, sino para servir y traer a otros al Reino de Dios. ¡Si todo lo que hacemos es solo para la gloria de Dios, esa es la verdadera realización!