La Hermosa Tarea De Ser MamáMuestra

Ejercer disciplina con sensatez.

Para quienes son madres su mayor preocupación es el bienestar de sus hijos. Pero en este esfuerzo se debe procurar no caer en el exceso de consentir en demasía a los hijos. En el primer día de este plan leímos que una madre ama a su hijo de manera incondicional pero un amor sin disciplina puede traer terribles consecuencias en la crianza de un hijo. Es importante encontrar el equilibrio para no ser solo disciplina, pues eso la convertiría en dictadora, ni ser solo amor, porque entonces eso la convertiría en una madre permisiva.  

Las madres permisivas son aquellas que exageran los mimos, malcrían, se hacen las que no ven las faltas de sus hijos y aguantan insolencias que en un principio se toman a la ligera y con el paso del tiempo se agudizan hasta llegar a la desconsideración, las faltas de respeto y la ingratitud.

Dios colocó en la familia líneas de autoridad para mantener el orden. La mamá es autoridad sobre el hijo. Como autoridad debe establecer límites que enseñen al pequeño hasta dónde le es permitido  llegar. En el momento que el pequeño sobrepasa esos límites debe ser disciplinado en amor, no importa que tan pequeño sea. 

He escuchado madres que no corrigen a sus hijos bajo los siguientes argumentos: 

• Es muy pequeño, no entiende lo que hace

• No tengo el corazón, siento feo regañarlo

• Es solo un niño

Sin embargo, Dios dice claramente que se debe corregir el mal comportamiento si queremos tener descanso y alegría en el alma. Al hacerlo se debe buscar el bien para el hijo, no debe hacerse provocándole ira, es decir, sin motivo alguno. No se debe exigir cosas sin razón pues esto causa enojo, frustración y resentimiento en el corazón de los hijos.

Se debe ejercer la disciplina bajo la autoridad que Dios dispuso, no para contienda, sino para hacerlo en amor y con sensatez. El hacerlo traerá bendición al hijo.