No Pierdas La EsperanzaMuestra

El milagro está en camino 

En 1 Samuel 1:1-11 podemos leer la historia de Ana. Ella estaba casada con Elcana, pero no podía tener hijos. Elcana tenía dos esposas, Ana y Penina. Penina tenía hijos, pero Ana no. Cada año, Elcana viajaba a adorar al Señor y ofrecerle sacrificios. Cuando presentaba su holocausto, le daba porciones de esta carne a Penina y a sus hijos, pero a Ana le daba una porción especial porque Dios no le había dado hijos. 

Año tras año Penina se burlaba de Ana por su desgracia. En esos tiempos, la esterilidad en una mujer era una fuente de humillación y vergüenza. Ana era rechazada por la comunidad y marcada como un símbolo de fracaso.  

Ella era alguien que al igual que todos nosotros se encontraba en la espera de su milagro. El milagro que esperaba se veía naturalmente imposible, pero no se rindió; siguió caminando y creyendo, sin perder la esperanza. 

Cuando mi hija menor tenía un año y medio, mi esposo y yo decidimos tener a nuestro tercer hijo. Recuerdo que desde el momento en el que tomamos esa decisión pasaron uno, dos, tres años, y nuestro bebé no llegaba. Durante ese tiempo, quedé embarazada, pero perdí al bebé a las 10-11 semanas. 

Para mí ese fue un momento muy difícil y mi corazón sintió mucho dolor. 

Mi tercer hijo era el milagro que estaba esperando, pero parecía que no iba a llegar. 

Recuerdo que al igual que Ana, tuve que tomar una decisión: podía perder la esperanza, creer que Dios no me escuchaba, dejarlo todo y rendirme; o podía aferrarme a sus promesas, anclarme en la esperanza y seguir confiando en que Dios tenía el control de mi situación. 

No entendía por qué, pero decidí confiar. 

Como hijos de Dios, en algún momento de nuestro caminar por la vida, creo que todos hemos pedido por un milagro. Tal vez, pidas por sanidad, o tal vez ores incansablemente por tus hijos que están lejos de Dios. Tal vez ores para ser libre de adicciones, o de cosas que no puedes dejar con tus propias fuerzas. 

Nuestro Dios puede hacer que un milagro suceda al instante. Pero ¿Qué hacemos cuando no responde al instante? ¿Qué hacemos mientras esperamos por nuestro milagro? 

En este devocional, quisiera compartirte 4 cosas que aprendí de la vida de Ana y que me ayudaron a no perder la esperanza en la espera. Espero que pueda llenarte de ánimo si estás esperando un milagro. Y si ya lo has recibido, espero que pueda ayudarte en el futuro, cuando la respuesta a un nuevo milagro esté en camino. 

Oración: Señor, te doy gracias porque escuchas mis oraciones. Te pido que llenes mi corazón de paz y alegría mientras espero aquello que tú conoces. Ayúdame a esperar con fe y a confiar en tus promesas. En el nombre de Jesús. Amén.