Eclesiastés: La aventura de una vidaMuestra

Lo temporal

Uno de los temas principales de Eclesiastés es la realidad del tiempo. Nuestro mundo está limitado por su naturaleza temporal. No podemos saber qué va a pasar o ni siquiera recordar exactamente todo lo que ha pasado. Esto explica por qué nuestro presente usualmente parece confuso y borroso.

Pero la Escritura nos deja saber que hay belleza en cada momento. Así lo ha hecho Dios. Cada minuto es una oportunidad para conocer y adorar a Dios. Cada momento es una oportunidad única en nuestra existencia para conocer a Dios por medio de la fe.

Uno de nuestros retos es que Dios ha «establecido eternidad en el corazón humano». Esto significa que tenemos una idea vaga de lo que significa por siempre, una idea de la eternidad, pero es demasiado para poder comprenderlo. No podemos entender desde el inicio hasta el final, y todo lo que sucede en el medio.

Así es que nos sentimos entre dos mundos. Conocemos sobre la eternidad en nuestros corazones, pero vivimos en el momento. Estamos sujetos al tiempo. Confundimos lo temporal con lo eterno. Tendemos a actuar como si las posesiones materiales duraran para siempre cuando muy en lo profundo, sabemos que pasarán. Podemos comportarnos como si la fama perdurara, pero nuestros corazones nos dicen lo contrario.

El puente para esta tensión o discordia es adoptar una perspectiva verdadera arraigada en la Palabra de Dios, al reconocer que la humanidad tiene una oportunidad increíble en este mundo: la posibilidad de hacer algo que los ángeles no pueden… vivir una vida de fe. Podemos hacer esto poniendo nuestra confianza en una eternidad que no podemos captar o entender.

Vivimos en el tiempo. Y la belleza de cada momento en el tiempo es la insinuación de la eternidad a la que hace alusión. Cada momento tiene su propia gloria. Aprovechar lo máximo de cada momento, no más y no menos, ya que Dios es una parte significativa al vivir bajo una verdadera perspectiva de fe.

Oremos y pidamos a Dios que abra nuestros ojos a las verdades absolutas que quiere que vivamos. Digámosle cuánto valoramos tener un vistazo de la verdadera perspectiva de fe y pidámosle que su plan eterno nos pueda dar un marco de referencia para nuestros sueños, nuestros deseos y nuestros planes. Supliquemos que nunca perdamos de vista lo imperecedero, para que podamos comprender y vivir nuestras vidas, aquí en la Tierra, con fe para su gloria.