El Cielo Como Testigo Muestra

CIUDADANÍA DEL CIELO

Cada uno de nosotros, al nacer recibimos una nacionalidad y, a veces, gracias a nuestros antepasados podemos recibir una ciudadanía de algún otro país en particular. En mi caso por medio de mis antepasados, recibí la ciudadanía italiana.

Pero también tengo otra ciudadanía, la cual no tiene valor monetario, sino que la obtuve por medio de la gracia. Estoy hablando de la ciudadanía celestial. La recibimos por gracia porque Jesús ya pagó por ella y lo hizo una vez y para siempre. Los privilegios que obtenemos al recibirla son, por ejemplo, la eternidad, y la paz que nos otorga el Padre.

¿Y cómo la obtenemos? Simple, aceptando a Jesús y confesando que Él es nuestro único Señor y Salvador. Una vez obtenida debemos vivir como ciudadanos del cielo.

Con ciudadanía en mano, hemos de llevar el evangelio de Jesús a todas partes, de forma que nuestros prójimos puedan también disfrutar de la ciudadanía del cielo, la que se recibe sin mérito alguno. La que se ofrece con amor y gratitud.