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Tiempo de cambiarMuestra

Tiempo de cambiar

DÍA 2 DE 3

Ananías y Safira


No hay manera de que una pareja que se ama, se apoya y trabaja unida fracase. Al menos eso pudiéramos pensar de Ananías y Safira de no ser por este pequeño (pero gran) detalle: no tenían a Dios en el centro de su relación.


Ellos vivían en el tiempo de los apóstoles, veían al Señor obrar en medio de ellos, lo más probable es que conocieron a Jesús y presenciaron su muerte. A pesar de esto, decidieron fallarle.


Déjame contarte su historia: Luego de la resurrección de Jesús, los que habían creído eran de un corazón y un alma, eso quiere decir que eran unidos. Todo era para todos, a nadie le faltaba nada pues los que poseían heredades o casas, las vendían y traían el dinero ante los apóstoles, así podían repartir a cada uno según su necesidad. 


Pero Ananías vendió su propiedad y, en vez de llevar todo el dinero ante los apóstoles, se quedó con una parte para él, y su esposa Safira lo consintió. En vez de decirle: “no, mi amor, recuerda que esto es un trabajo para Dios.”, lo apoyó. Tuvieron tiempo para pensarlo, pero decidieron llevar su pecado a cabo.


Cuando Ananías fue ante Pedro, llevándole “todo el dinero” de la propiedad, Dios le reveló lo que había hecho y allí mismo murió. Tres horas más tarde entró la mujer de Ananías, y sin saber lo que había pasado, también mintió acerca del dinero de la propiedad y también murió como castigo.


Nadie veía los corazones de esta pareja, parecían perfectos, pero no lo eran. Estaban en lo correcto al creer que podían engañar a los apóstoles, pero se olvidaron de que Dios no puede ser burlado.


De este relato podemos sacar tres lecciones:


1. Si tienes tiempo para planear la idea, tienes tiempo para abandonarla. Ananías y Safira pudieron decir: “Esto no está bien, entreguemos todo el dinero”, pero no fue así. Decidieron, en cambio, completar su mal y eso les costó mucho más. Si hay algo que puedes cambiar y tienes la oportunidad de hacerlo, no la dejes pasar. No todos tienen esa dicha.


2. Elige bien a las personas que están en tu círculo. Cuán diferente hubiera sido la historia si Safira le hubiera aconsejado a su esposo que hiciera lo correcto. Como humanos, con naturaleza pecaminosa, es normal tener inclinación a hacer lo malo, pero… ¿tenemos personas que nos aconsejen, que nos digan cuando estamos mal y nos ayuden a mejorar? Si no es así, ve cambiando de ambiente.


3. El corazón vale más que la apariencia. Ananías y Safira querían ser vistos haciendo un buen acto, de lo contrario, mejor hubieran conservado su propiedad o la hubieran vendido y guardado todo el dinero. Sin embargo, llevaron una parte solo para que los demás vieran que ellos también ayudaban. Dios mira lo que está dentro, y primero debemos agradarle a Él, pues las personas siempre tendrán una opinión, pero lo que Dios piensa es lo que realmente tiene peso y valor. Haz las cosas para Dios, no para los hombres.


A Dios no le importa que parezcas ser el mejor cristiano, que ofrendes mucho dinero, que salgas a hacer obras misioneras, que prediques, escribas o publiques cosas poderosas si tu corazón está lejos de Él. Hoy podemos revisar nuestras vidas y preguntarnos si estamos haciendo las cosas para ser aprobados por nuestros hermanos o para ser aprobados por Dios.


Leslie Ramírez




Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Tiempo de cambiar

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Nos gustaría agradecer a Leslie Ramírez Lázaro por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite:https://aboutleslierl.web.app/  

 

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