Quédate con el cambio: Administrando tu dinero sabiamente Muestra

Austin y Tiffanie son una pareja joven que lograron hacer algunos viajes alrededor del mundo mientras saldaban una deuda de $55.000 en cuatro años. Sí, lo leiste bien. Pero antes de descartar su historia como algo que nunca podría pasarte, debes saber que definitivamente no siempre fue fácil para ellos. De hecho, cuando se casaron por primera vez, tenían que echar mano de sus ahorros cada mes solo para pagar las cuentas. Entonces, ¿cómo pasaron de vivir en rojo a estar libres de deudas y vivir generosamente? Esto es lo que dijeron. 

Pagamos $55.000 en cuatro años. Honestamente, cuando empezamos, parecía que estaba muy lejos. Nuestro plan era pagarlo en 10 años. Pero de lo que no te das cuenta es del impulso y la emoción que sientes cuando empiezas a pagar. Y luego, cuando te metes en eso, solo quieres tirar todo lo que tienes. Y a menudo, si tienes un buen plan, en realidad terminas pagando la deuda mucho más rápido de lo que esperabas. Al menos, ese fue el caso para nosotros.

Pero tienes que hacer que funcione para ti. Aquí hay algunas lecciones que hemos aprendido al pagar nuestra deuda y al hacer de la generosidad una prioridad.

1. Sé intencional con las cosas pequeñas.  

Las cosas pequeñas pueden sumar hasta $400 o $500 en su presupuesto tan rápidamente sin que te des cuenta. Pero si tienes la intención de asegurarte de que no lo hagan, entonces tienes una buena cantidad de dinero para invertir en algo que realmente te apasione. Tratamos de no ceder a la gratificación instantánea, y tratamos de asegurarnos de que las decisiones de gasto que estamos tomando sean aquellas con las que realmente estaremos contentos dentro de una semana o dentro de un año. 

2. Haz tu presupuesto en función de tus valores. 

Tienes que decidir qué es importante para ti. Para nosotros, es importante pasar tiempo juntos y hacer viajes juntos. Entonces eso se convirtió en una prioridad, mientras que algunas personas que conocemos no viajaron hasta que terminaron de pagar sus deudas. Establece un presupuesto de cuánto quieres gastar y trata de ceñirte a él. Y asegúrate de que se destine a las cosas que más valoras. 

3. Empieza con Dios. 

Acordamos desde el día que nos casamos que diezmaríamos juntos. El diezmo y la generosidad son la línea superior de nuestro presupuesto. Creemos que las Escrituras son claras al respecto. Y ya hemos visto la provisión de Dios en nuestra vida debido a eso. Así que esa fue una especie de línea de base. No importa en qué estado se encuentren nuestras finanzas, nos vamos a comprometer a devolverle a Dios nuestro primer 10 por ciento. Luego, más allá de eso, hay un verso que nos ha guiado: 

Hay desprendidos que se enriquecen y tacaños que se empobrecen (Proverbios 11:24 BLPH).

No es que Dios sea una máquina expendedora. No es como si pusieras un dólar y sacaras $10. Él no trabaja de esa manera, pero Dios busca personas y lugares donde Él sabe que esa persona va a ser generosa. Y si no somos generosos con lo que tenemos hoy, ¿por qué esperaríamos que Dios nos bendiga más?

4. Mantente constante. 

No importa por dónde empieces, tienes la oportunidad de honrar a Dios y marcar la diferencia. Si vas a invertir cinco dólares al mes en deudas, simplemente hazlo y sé constante. Cuánto más pongas en ello, más motivación tendrás para pagarlo. 

Dios multiplica lo que damos. Es como la historia de los peces y los panes. No se trata de la cantidad; se trata de lo que Dios puede hacer a través de tu obediencia y tu generosidad. Y eso construye tu fe de una manera tan grande. Por lo tanto, es posible que sientas que ni siquiera estás haciendo mella en tu deuda en este momento o que tu donación es tan pequeña que ni siquiera está teniendo un impacto. Pero esa es una perspectiva humana. La perspectiva de Dios sobre las cosas es muy diferente, y Él cambiará tu corazón y, con suerte, te permitirá ver el impacto que tiene tu ofrenda.