Esperanza en Medio De La IncertidumbreMuestra

Entregando nuestras mochilas Quizá tu mochila tiene escrito en grande ANSIEDAD. O puede que te la hayas comprado en la tienda del ESTRÉS. También puede ser que tu mochila se haya cargado de enfados y orgullo y ahora desde lejos se puede leer ODIO sobre ella. La que yo llevaba hace unos meses, cuando llegó la pandemia a España y la vida empezó a dar vueltas alrededor del coronavirus, era de la marca ATERRORIZADA. Seguramente, en nuestras mochilas, donde acumulamos sentimientos y preocupaciones, llevamos un poquito de todo. Algunos, vamos metiendo rencores y espinas desde pequeños y nunca resolvemos esas historias que nos pesan del pasado. Otros, llevamos múltiples cargas en el presente y como malabares intentamos manejarlas de la mejor manera posible, para que ninguna nos haga colapsar. Quiero animarte a lidiar con tu mochila. Quítatela por un momento y mira lo que hay dentro. ¿Qué es lo que te pesa? ¿Es el miedo de la situación que estás viviendo a tu alrededor? ¿El miedo de caer enfermo? ¿Es el estrés de las actividades, el trabajo y la familia que en su conjunto te abruman? ¿Es la tristeza de un amor perdido o nunca hallado? ¿Es el dinero que no llega a cubrir el alquiler en este mes y menos aún la comida? Cuando decidiste seguir a Jesús y le entregaste tu vida, firmaste un contrato en el que la cláusula 7 decía específicamente que confiarías en él (metafóricamente hablando, claro). Ahora es el momento de poner en práctica esa cláusula y confiar en que sus manos llevarán mejor el peso de tu carga que tus propios hombros. Si tienes un papel a mano dibuja unas manos abiertas e imagina que son las manos de Jesús. Allí, sobre esas manos escribe tus mayores preocupaciones, esas que has cargado en tu mochila durante tanto tiempo y te han formado unas buenas contracturas en la espalda. Ahora, dile lo siguiente al Señor: “Jesús, te entrego mi mochila llena de preocupaciones. No puedo con ellas, pesan demasiado para mí. No sé cómo manejarlas. Estoy cansado de cargarlas día tras día, noche tras noche y necesito que tú las lleves por mí. Confío en tu poder para sacarme de esta situación y confío en tu fortaleza para llevar esta mochila que literalmente me está hundiendo.”