Una Vida Con PropósitoMuestra

David era un pequeño pastorcito que cuidaba ovejas en el campo, era el más pequeño de sus hermanos y realmente no lo tomaban mucho en cuenta en su casa, tanto así que cuando el profeta Samuel llegó con su padre para ungir al futuro rey de Israel, no lo mencionaron hasta que el profeta preguntó por ese alguien que faltaba. 

Mientras cuidaba y apacentaba ovejas, es probable que nadie se percatara de David, pero Dios vio lo grande de su corazón, sus pensamientos e intenciones y fue un siervo muy amado. El rey David sentía cerca la presencia del Señor y tenía una relación con él, así fue que escribió el salmo 139 en el que describe lo maravilloso que Dios es con nosotros, con cuánto amor nos cuida y lo bien que nos conoce. En un verso exclama “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!” (Salmo 139:17a RV60) porque confiaba en las bendiciones que el Señor guarda para cada uno de nosotros. 

Tengamos el corazón dispuesto y confiado como David para dejar que el Señor haga su voluntad en nosotros, entreguemos nuestras aflicciones, miedos, también nuestros sueños y nuestro corazón, dejemos que las alabanzas salgan de nuestros labios al sentir la presencia de Dios en nuestras vidas y para pedirle que nos lleve por el camino que ha trazado para nosotros. 

Dios siempre irá adelante nuestro, en las cosas a las que nos ha llamado, así como lo hizo con el Rey David. Si tú crees en esto ten por seguro que Dios va a guiar todos tus pasos; lo único que tienes que hacer es empezar a caminar. Cuando sientas miedo o temor recuerda que Dios es el que obra en tu vida y que Él ve en ti lo que otros no pueden, no haría nada sin un propósito, Él te ama y te conoce bien.