Tony Evans Enseña Sobre HebreosMuestra

¿Alguna vez ha notado el abrumador enamoramiento de los ángeles? Entra en cualquier librería cristiana, y encontrarás innumerables libros que tratan sobre seres angelicales. Simplemente encienda cualquier red de TV y habrá numerosos programas de televisión y películas centrados en lo sobrenatural. No hay nada de malo en querer aprender más sobre los ángeles, pero debemos tener cuidado de no dejar que nuestra curiosidad se convierta en la adoración de ellos.

Esto es lo que les sucedió a algunos de los creyentes en el libro de Hebreos. Algunos se estaban alejando del ángel adoración porque el rol importante que jugaron los ángeles en el Antiguo Testamento. Adoraban a los ángeles por su parte en llevar y revelar la Palabra de Dios. Pensaron que, al adorar figuras angelicales, ellos podrían recurrir a su poder y protección y los ángeles podrían llevar sus peticiones directamente a Dios. Todavía, al hacerlo, colocaron por error a un mensajero en un lugar de honor que solo debería ser ocupado por Dios. Él mismo. Adorar a los ángeles equivale a adorar a los ídolos y disminuye el mensaje de Cristo.

En Hebreos 1: 4-14, el escritor nos recuerda que Cristo es superior a los ángeles y que solo debemos adorarlo. Señala que Dios nunca le dijo a un ángel: "Tú eres Mi Hijo" porque este nombre y título, Hijo de Dios, solo le pertenece a Jesús. Además, los ángeles mismos reciben instrucciones de adorar a Su Hijo. No solo eso, pero Dios también llama al Hijo "Dios". El Hijo es también el Creador eterno de los cielos que se ha sentado a la diestra de Dios con Sus enemigos debajo de Sus pies.

Dado que Jesús es el Hijo, podemos concluir que Jesús es superior a los ángeles en todos los sentidos. El propósito principal y el ministerio de los ángeles es ayudar a los seres humanos a alcanzar la liberación final sobre enemigos espirituales. Esto incluye proteger y fortalecer a los creyentes, así como transmitir mensajes de Dios. El escritor de Hebreos nos recuerda que la persona de quien proviene el mensaje es siempre más grande que el mensajero.

¿Por qué debemos evitar adorar a los ángeles?