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La oración del Señor (El Padre nuestro) Parte 1: religión, rebelión y relación

La oración de Jesucristo más famosa del mundo es una fotografía instantánea de Su relación con Su Padre. La mayoría de nosotros estamos familiarizados, al menos superficialmente, con la Oración del Señor (El Padre nuestro). Probablemente lo hayas dicho en algún momento de tu vida al menos una vez, y muchos de nosotros lo hemos memorizado. Se le ha puesto música, se recitó en los servicios de adoración e incluso se pegó en todo tipo de productos. Su sencillez, junto con nuestra familiaridad con el, nos ha tentado a olvidar la gran enseñanza que la oración es por nosotros y el gran regalo que es para nosotros.

El «Padre nuestro» en sí solo ocupa un corto párrafo (solo cuatro líneas cortas, dependiendo de la traducción). Sin embargo, en su contexto, todo este pasaje constituye el mensaje de Jesús que nos instruye sobre cómo comenzar o profundizar nuestra relación de padre e hijo con Dios. 

En Mateo 6:5-8, Jesús introduce su enseñanza sobre cómo debemos orar al decirnos primero cómo no debemos orar. Hay dos grupos que Jesús destaca como ejemplos de cómo no orar: los fariseos y los gentiles. En nuestros días, consideraríamos a estos grupos como los religiosos y los rebeldes, respectivamente.

Jesús fue muy claro en que no debemos buscar lecciones de oración en las personas religiosas. De hecho, mientras que algunas religiones y personas religiosas pueden parecer muy piadosas y serias, Jesús es enfático en decir que este tipo de oración es un problema porque disminuye nuestra relación con Dios, lo que frustra todo el objetivo de la oración. La oración religiosa es típicamente una actuación para la aprobación de una audiencia humana; es amontonar frases vacías y grandes palabras en largas oraciones como si Dios necesitara ser informado o convencido. No tienes que agotar al Padre como si no te escuchara la primera vez o simplemente necesitara un poco más de convicción como si la oración fuera una vara y Él fuera una piñata.

Por otro lado, los gentiles «amontonan frases vacías». Estas son declaraciones triviales que las personas que no conocen a Dios hacen eco de otras personas que no conocen a Dios. Los ejemplos incluyen, «cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana» del libro de 1 Ningún-Lado 2:3, y «Solo necesitas enviar buenos pensamientos para que el universo te bendiga», que es una cita directa de 2 Tonterías 6:66. Dios no está roto. Tampoco es tacaño. Dios es un buen Padre que sabe lo que nosotros, los niños que Él ama, necesitamos.

La tercera opción es ser como un niño. La oración cristiana debe ser humilde, sencilla, respetuosa, sincera y relacional; incluye hablar y escuchar a Dios. Al enseñarnos el Padre Nuestro, Jesús no nos estaba diciendo qué decir, como si sus palabras fueran repetidas una y otra vez como un viejo disco atascado en un reproductor. En cambio, Él dice: «Ora así». Su oración, entonces, es un modelo de oración que, por el poder del Espíritu Santo que mora en nosotros, podemos aprender a medida que madura nuestra propia vida de oración.

De esta oración, queda claro que Jesús tiene una relación con Su Padre, ama a Su Padre, confía en que Su Padre proveerá y honra a Su Padre como un niño con un buen papá. Y Su Padre ve la postura de Su corazón y amorosamente escucha y responde, tal como lo hace con nosotros.

Reflexión:

1. ¿Tiendes a ser más como un religioso o mas como un rebelde?

2. ¿Cómo puedes mejor enfocarte más en tu relación con Dios como Padre?