[Grandes Versos] La naturaleza de nuestro DiosMuestra

El Dios humilde

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,

El ejemplo supremo de humildad en el universo es Jesucristo. La palabra traducida como «forma» es la palabra griega morphe. Las palabras en inglés morph y metamorfosis provienen de esta palabra griega, que significa «naturaleza esencial». La Biblia nos dice que la naturaleza esencial de Jesús es Dios. No se hizo Dios, no se parecía a Dios ni apareció como Dios, él es Dios. Es verdadera y plenamente Dios. Siempre lo ha sido.

Pero Jesús «no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse». Es decir, Jesús no se aferró a su gloria, su honor o sus privilegios como Dios. No se aferró a estas cosas, en su lugar, renunció a ellas. Todavía era Dios, no se equivoquen, pero renunció a la gloria, el honor y los privilegios de ser una deidad.

El Dios humilde. Esta frase es casi inquietante para los oídos. Suena como un oxímoron, pero es cierto. Jesucristo, Dios encarnado, ejemplifica la humildad. El que creó las galaxias con su aliento, el que había recibido adoración y alabanza de innumerables ángeles, el que emanaba santidad cegadora, se convirtió en un pequeño bebé que era completamente dependiente de su madre adolescente. Necesitaba que le cambiaran el pañal. Habla de humildad.

El conocido autor C.S. Lewis escribió en Mere Christianity (Puro cristianismo): «La segunda persona en Dios, el Hijo, se hizo humano por sí mismo: nació en el mundo como un hombre real, un hombre real de una altura particular, con cabello de un color particular, hablaba un idioma particular, vivía las costumbres del lugar. El ser Eterno, que lo sabe todo y que creó todo el universo, se convirtió no solo en un hombre sino (antes de eso) en un bebé, y antes de eso un feto dentro del cuerpo de una mujer. Si quieres entenderlo, piensa si te gustaría convertirte en una babosa o en un cangrejo».