[Serie Busca La Luz] Busca La LuzMuestra

Caminar en la luz versus el legalismo

En una escala del uno al diez, ¿Cuánto odias la hipocresía? No hay nada que haga salir a más personas de la iglesia en estos días que los hipócritas. La palabra hipocresía proviene del griego hypokrisis, que significa: representar un personaje, actuar para desempeñar un papel. La diferencia entre una persona hipócrita y legalista y una persona cristiana que camina en la luz se encuentra en su corazón.

Una persona legalista practica y sigue los mandamientos de Dios, pero su caminar no nace de un verdadero cambio de su corazón. Consideran a la Biblia como un libro de lo que debes y no debes hacer. Sus motivos no son correctos delante de Dios, tratan de «ganar» su salvación con buenas obras, sin darse cuenta de que a menos que Dios cambie sus corazones, solo están personificando a la justicia. El apóstol Pablo nos advierte sobre el legalismo y tener confianza en la carne y nuestra propia justicia. Después de su encuentro con Cristo, contó todas sus obras como basura para obtener la justicia de Cristo por medio de la fe en Cristo Jesús (Filipenses 3:4–11).

Alguien que camina en la luz ha encontrado a Dios y este encuentro con la luz ha mostrado a esta persona lo perdido que está en su pecado. La luz de Dios ha expuesto su pecado y esa convicción lo llevó a recibir la obra de Jesús como el regalo inmerecido más hermoso. La gratitud que nace de recibir el amor, la misericordia y la gracia de Dios cambia nuestros corazones y motivos. La comunión (cercanía, intimidad, relación) que experimentamos con Dios a través del sacrificio de Jesús cambia nuestro corazón, y nuestras acciones se convierten en el resultado (el fruto) de nuestro caminar con Dios.

Caminar en la Luz crea una comunidad auténtica, amorosa, centrada en Cristo que no tiene nada que ver con la hipocresía. Una vez que experimentas el amor del Padre, comenzarás a perdonar a los que te han hecho daño, quitarás los chismes de tus labios y amarás como nunca has amado. Tus buenas acciones no vendrán del legalismo, sino de una relación amorosa con Dios Padre.

Tu vida brillará como un faro. Se convertirá en un faro de esperanza para aquellos que se han esforzado tanto para ser aceptados y amados. El amor que recibes a través de tu relación y comunión con el Padre se volverá tan atractivo que la gente comenzará a preguntarse acerca de tu cambio. Una iglesia que ejerce el amor demuestra, más que cualquier otra cosa, que somos discípulos de Cristo (Juan 13:35).    ¡Que nuestro caminar en la luz brille en medio de las tinieblas y lleve a la gente a Jesús!