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DÍA 4 DE 7

Hace varios años, en la liga española de fútbol se dio una circunstancia que jamás se había visto en ningún país del mundo. Se disputaban los últimos minutos del partido Betis-Atlético de Madrid, y el árbitro, Ayza Gómez, expulsó a los recoge-pelotas del campo porque estaban retrasando intencionadamente la entrega del balón. «Su» equipo, el Betis, estaba ganando. Lo curioso del caso es que los niños eran todos menores de doce años y es obvio que lo que hacían era por obediencia a los responsables del equipo. Los mayores son muchas veces los que hacen perder la inocencia a los más pequeños.


El primer libro de la Biblia es Génesis. La palabra significa «comienzo» en griego; aunque se trata de algo más que del principio de todas las cosas: la traducción literal sería «principio-origen», así que en ese libro encontramos los primeros momentos de la historia del Universo, la creación, la humanidad y, también, la rebelión del hombre contra Dios, el primer pecado. Al igual que los cuatro siguientes libros de la Biblia, Génesis lo escribió Moisés, y junto a ellos se forma lo que es conocido como el Pentateuco.


Para que podamos entender lo que nos está sucediendo hoy, debemos recordar que Dios lo hizo todo perfecto, pero el hombre no aceptó la gracia y el amor del Creador y se rebeló contra él. La primera consecuencia fue que el hombre y la mujer «conocieron que estaban desnudos...» (Génesis 3:7). No había nadie más en el universo, pero ellos se sentían desnudos. Al rebelarse contra Dios, habían perdido la inocencia.


Y la perdieron para siempre.


No supieron agradecer ni disfrutar del amor de Dios. Pensaron que el conocimiento, el orgullo y la rebeldía les haría más felices. Quisieron vivir su propia vida y se equivocaron por completo. Y el problema es que nosotros seguimos cayendo en la misma trampa. La humanidad sigue equivocándose de la misma manera.


Vivimos dando la espalda a nuestro Creador, y al alejarnos de él perdemos lo mejor que tenemos. Los niños no solo pierden la inocencia, sino también su propia infancia: se olvidan de jugar y llegan a plantear situaciones y preguntas que antes solo aparecían en la juventud. Con la pérdida de la inocencia, vivimos tan rápido que no nos damos cuenta de que vamos a estrellarnos. Los medios de comunicación y las «mentes pensantes» no quieren saber nada de Dios y en ese camino abandonan sin saberlo (¡y a veces sabiéndolo!) la libertad, el amor, la gracia, la admiración... la inocencia.


¡Gracias a Dios que esa situación no es irreversible! Ya antes de que el primer ser humano pecase, Dios estaba preparado para restaurar todas las cosas, así que lo primero que hace es vestir al hombre y a la mujer para que se sientan arropados. Enseguida les dice que pueden volver a él, que nada le toma por sorpresa. Mucho antes de que el hombre hubiera pecado, Dios ya había provisto la salvación.


El reto para cada persona en este mundo es decidir si quiere vivir de espaldas a Dios o cara a cara delante de él. Si quiere volver a ser inocente, o saberse culpable. Si va a disfrutar de la Vida o morir eternamente.

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Acerca de este Plan

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Este es un libro devocionales para todo el año, con lecturas especializadas en la acción, los retos, el desempeño y la emoción del deporte actual. Encontrarás: Una guía de lectura bíblica diaria, la historia de un ...

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Nos gustaría agradecer a Our Daily Bread por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://nuestropandiario.org

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