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El Recuento de los Daños para MatrimoniosMuestra

El Recuento de los Daños para Matrimonios

DÍA 1 DE 7

Aprender a hablar


¡Cómo olvidar la primera vez que dije un “te amo” a mi esposa! El pronunciar esas dulces palabras provocaron en ella una emoción tal que, con ojos llorosos de alegría, me respondió a la par con un “yo también te amo”. ¡Wow! ¡Qué bien me sentí! Escuchar esas palabras fue recibir un alimento directo para mi alma; rebosaba de alegría. Fui la persona más bendecida y sentí que ella, literalmente, me había dado vida.


Una de las lecciones que nos da el matrimonio es la de “aprender a hablar”. No que no sepamos pronunciar bien las palabras o expresarlas con prolija sintaxis; no se trata de lo técnicamente correcto. Más bien se refiere a aprender a hablar desde el corazón, con conocimiento del poder y la responsabilidad que implica.


¿Sabías que Proverbios 18: 21 dice: “La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias”? ¡Es increíble! Con nuestras palabras tenemos el poder de dar vida a nuestra pareja cuando la animamos, levantamos, bendecimos o le hablamos con la verdad. Lamentablemente, también podemos quitar vida. Hoy en día, preocupaciones de toda índole sumadas a la rutina diaria terminan por llenarnos de amargura y menoscaban nuestra comunicación matrimonial. 


Así nos pasó, años después, cuando los problemas financieros, familiares, de conexión y de trabajo se fueron acumulando por no haber hablado de ellos en el momento oportuno. Hasta que, un día cualquiera, motivada por una pequeña e insignificante diferencia, comenzó la pelea más grande que tuvimos. Fue una matanza emocional de igual a igual; si yo le daba un “golpe”, ella también; si ella “me acuchillaba”, yo también a ella; lanzamos “disparos” y por último “bombas de hidrógeno de 50 megatones”, es decir, salieron de nuestras bocas palabras dañinas que nos quitaron vida: “ya no te amo”. Definitivamente, quedamos en terapia intensiva emocionalmente.


Habíamos hecho todo lo que Dios nos manda a no hacer, respondimos mal con mal e insulto con insulto. Utilizamos nuestras palabras para quitar vida al otro. Respondimos al odio con odio, encendiendo aún más la discusión, cuando debimos utilizar “la respuesta amable que calma el enojo”. Éramos dos personas que habíamos retrocedido a la inmadurez.


Es nuestra obligación aprender a hablar, a usar el poder de nuestra lengua para dar vida y edificar nuestros hogares para la gloria de Dios. No podemos ignorar nuestra responsabilidad sobre todo aquello que sale de nuestra boca, sabiendo que existe un momento oportuno para hacerlo (ni temprano, ni tarde), conscientes que todos cometemos faltas, pero que si queremos alcanzar la madurez y el crecimiento, debemos aprender a dominar nuestra lengua


Produciremos cosas buenas si tenemos el corazón lleno de Dios (Lucas 6: 45), buscando su Palabra cada día, orando, adorando y dando el lugar que le corresponde al Señor en nuestras vidas. Así, llenos de Jesús, hablaremos con el corazón, procurando todo el tiempo dar vida, comunicándonos como Dios nos enseña: con amor (1 Juan 4: 20).


Wilhem Duchén
Misiones digitales YVT - Jazôn

Día 2

Acerca de este Plan

El Recuento de los Daños para Matrimonios

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