CAMBIADOMuestra

Probablemente una de las más importantes realidades que Jesús vino a cambiar fue nuestra relación con nuestro Padre Celestial. Antes de su sacrificio y resurrección; éramos seres pecaminosos destinados a una vida sin comunión con Dios. Ahora, Dios nos mira a través del lente de Cristo, y el pacto que tiene con Su perfecto Hijo es también nuestro para disfrutar. La separación que tomó lugar en el Jardín de Edén por causa de Adán, fue expiada por Jesús en la cruz!

Dios nos creó para tener confraternidad con Él. Jesús restauró esa intención y diseño, y nos devolvió la razón por la cual existir. No estamos vivos realmente hasta que no caminemos oyendo la voz de Dios y sintiendo Su Espíritu sobre nuestras vidas. Tener una relación con nuestro Padre es nuestro alto llamado, y es donde podemos encontrar nuestro verdadero propósito e identidad. ¡No hay nada tan satisfactorio como vivir en una verdadera conexión con el Padre y en “la vida abundante”, la cual Él nos ha dado.