Examinando lo que es agradable


El que está en Cristo es una nueva creación, he aquí todo es hecho nuevo. Cuando damos lugar a Dios en nuestra vida, comenzamos un precioso proceso en el que somos transformados a Su imagen.

Parte de esta transformación es que nuestra manera de vivir es diferente, nuestros pensamientos son renovados y podemos ver experimentar una vida plena. Ciertamente para agradarle a él no podemos hacer las mismas cosas que hacíamos antes de conocerle, debemos cambiar comportamientos, hábitos y conductas que reflejen que Dios está en nosotros.

¡Somos libres! Pero esta libertad no implica un libertinaje, somos libres para decidir en nuestras acciones (esto hace referencia el libre albedrío que Dios otorgó al ser humano desde El Edén) pero no todo nos conviene, no todo nos edifica, no todo trae un provecho natural o espiritual. Como cita el escritor a los Corintios: "Todo está permitido, pero no todo es bueno"
Entendiendo esto, no todas nuestras acciones son agradables a Dios ¿Acaso Dios se complace en el pecado? ¿Se complace en la malo? ¡Claro que no! 

Para poder agradar a Dios es necesario que examinemos nuestras acciones. Piensa en todos tus contextos: ¿Cómo eres con tu familia, estudios, relaciones, trabajo? ¿Agradas a Dios en cada área de tu vida?  Quizá podrás pensar que es un reto muy grande, pero debes recordar que Dios ha depositado de Su Espíritu en nosotros para darnos la capacidad de discernir entre lo malo y lo bueno. En esta nueva vida en él debemos de vivir bajo sus principios y pedir su dirección antes de actuar, para así entender y hacer aquello que a él le agrada. Decide hoy apartárte de lo malo, renuncia a todo ello y haz lo que es bueno.

Dios gracias por la libertad que me has otorgado. Ayúdame a examinarlo todo para así hacer lo que es agradable para ti, aléjame de todo aquello que no te agrada y que tu Espíritu esté siempre conmigo para discernir lo que es correcto.En nombre de Jesús ¡Amén!