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Necesito un espacio con Dios

DÍA 3 DE 4

Hasta el fin


“Antes de la celebración de la Pascua, Jesús sabía que había llegado su momento para dejar este mundo y regresar a su Padre. Había amado a sus discípulos durante el ministerio que hizo en la tierra y ahora los amó hasta el final”.


Sin temor a equivocarme, esta es una de las palabras más hermosas de las escrituras, una palabra que nos deja ver la profundidad del amor de Jesús por los suyos (no solo por sus discípulos, sino también por ti y por mí).


Nuestro Señor Jesús sabía de antemano que, al acercarse la celebración de la pascua, Él debía ir a Jerusalén. Jerusalén significaba dolor, sufrimiento, pasión, tensión, amor y muerte. Jesús sabía que al ir a Jerusalén le llegaría su hora, la hora de su sacrificio, la noche oscura de su alma. 


¡Sí, no cabe duda de que iría! Pero lo haría porque era el amor por los suyos lo que lo movía hacia su muerte. Y después de esto, vendría su resurrección y, con ello, llegaría el fin de su misión en la tierra e, inevitablemente, tendría que partir de este mundo para volver al Padre.


Y Juan, el discípulo amado, nos recuerda que, habiendo amado su Señor a los suyos que estaban en este mundo, los amó hasta el fin.


Sí, hasta el fin Jesús amó al ambivalente, inestable y boca suelta de Simón, hijo de Jonás. Un tanto carnal al comienzo, a quien Jesús amó hasta el fin y lo trasformó en la roca sólida de Pedro, fundamental para la edificación o cuerpo de creyentes del primer siglo.


Sí, hasta el fin, Jesús amó a Saulo de Tarso. Un hombre cruel perseguidor del proyecto de Dios, terco, desenfocado, un fanático que pensaba que al perseguir a los cristianos le estaba haciendo un favor a Dios, pero, un día cualquiera, es derribado del caballo de la religión y es amado por el Cristo resucitado hasta el final de sus días.  


A todos los discípulos, con sus más y sus menos, Jesús los amó hasta el fin.  Lo que indica querido amigo que Dios, en la persona de Jesucristo, nos amará a ti y a mí hasta el final. Y nos ama no por lo que somos, sino por lo que seremos gracias a la buena obra que el Espíritu Santo operará en nosotros. 


Recuerda, Dios nos ama sin condiciones, lo que indica que también nos ama sin restricciones.


Déjame orar por ti: "Señor, gracias por amar sin condición, recriminación o duda a nuestro apreciado lector, gracias porque tus propósitos para su vida son de plenitud en ti. Gracias, Jesús, por tu amor incondicional y gracias, Espíritu Santo, por tu visita. ¡Amén!".

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://conectar.conociendoadios.net

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