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Paz

DÍA 5 DE 5

La paz está en mi respuesta


Cuando miramos de cerca la vida del profeta Jeremías, llegamos a comprender por qué escribió un libro completo de lamentos. Jeremías experimentó toda clase de pérdidas y aflicciones, que le hicieron decir cosas como “me hizo masticar piedras[…] me arrebató la paz y ya no recuerdo qué es la prosperidad[…] «¡Se perdió todo lo que yo esperaba del Señor!»”. 


Todo indicaba que Jeremías tenía razones suficientes para estar afligido. El problema es que en situaciones angustiantes es fácil olvidar lo que es estar bien. La inseguridad, incertidumbre e inquietud ocasionadas por lo que perdimos nos hacen preguntarnos si alguna vez lo recuperaremos, o si la vida podrá ser buena después de ello. En el caso del profeta, la angustia los había empujado a cuestionar incluso el valor de su propia vida.


Quizá lo más fácil para el profeta hubiera sido decidir que todo se había terminado, que ya no había nada que hacer; pero supo elegir algo mejor. No podía cambiar sus circunstancias, pero sí podía determinar su respuesta ante ellas. 


Esa misma decisión tenemos que tomar hoy tú y yo. En Filipenses 4:6-8, el apóstol Pablo lo dice claramente: "No se inquieten por nada; en cambio, oren por todo". Efectivamente, la clave está en sustituir la intranquilidad con oración. Respondo expresando a Dios mi necesidad y agradeciendo todo lo que ha hecho por mí. Así, cuando reemplazo el estrés con confianza, y la preocupación con oración y gratitud, experimento la paz sobrenatural, ilógica, extraordinaria de Dios… la paz que supera –por mucho– toda comprensión humana. Cuando detectes que estás experimentando angustia, ora hasta que estés tan lleno de Dios que no haya espacio para nada más que su paz. 


Finalmente, recuerda que el enfoque de tus pensamientos determina el destino de tu vida; por eso, cuida lo que piensas (Fil. 4:8). ¿Cómo pasó Jeremías de la ansiedad a la paz? Recordando el amor, las misericordias y la fidelidad interminable de Dios (Lm. 3:21-24). 


Oración


Jesús, gracias por tu perfecta paz. Quiero entregarte toda preocupación, toda angustia, y disfrutar de la calma inexplicable que solo tú das. Ayúdame a que, en los momentos difíciles, pueda responder con fe y gratitud, y recordar lo bueno que has sido conmigo. En el nombre de Jesús, amén.

Día 4

Acerca de este Plan

Paz

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Nos gustaría agradecer a Mas Vida Mexico por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://masvida.org/

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