Comenzar de nuevoMuestra

El Dios de los nuevos comienzos. Ella no tenía ni idea de a quién iba a conocer ese día, ni de cómo iba a cambiar su vida. Se había casado cinco veces y ahora vivía con alguien que no era su marido. Tal vez (como suponen algunos eruditos de la Biblia) sacaba agua a mediodía porque nadie más lo hacía a esa hora. Tal vez no era un miembro aceptable de la comunidad. Tal vez, debido a su moralidad, la consideraban marginal. Definitivamente, como mujer samaritana, no esperaba que Jesús le hablara ese día, ni siquiera que le pidiera de beber. Ella misma lo señaló: "Tú eres judío y yo soy samaritana. ¿Por qué me pides de beber?". Ella conocía su "lugar". Pero Jesús sabía lo que estaba haciendo; era Su mayor alegría, como comida a un estómago vacío. Él sabía quién era ella, y sabía qué y quién necesitaba. Sí, le pidió un trago, humano y cansado como estaba de caminar bajo un calor sofocante. Pero luego le ofreció Agua Viva, para que nunca más tuviera sed. Su vida mostraba lo mucho que necesitaba para que sus anhelos fueran colmados, para que su corazón encontrara su hogar. Y aquí estaba Él, su Mesías, su hogar. Dejando su cántaro junto al pozo, ese que usaba para saciar su sed, corrió de regreso a la aldea para contarle a todos sobre el hombre que le había dicho todo lo que ella había hecho, e hizo la pregunta que haría que todos lo descubrieran por sí mismos. "¿No será este el Cristo?" (v. 29) Muchos samaritanos creyeron en Jesús por lo que ella dijo (vv. 39-42). Cuando Jesús le mostró lo que había hecho y le ofreció una vida en la que no volvería a tener sed, puso su vida patas arriba. Fue perdonada, se sintió agraciada y se le dio una nueva oportunidad de vivir. Se deleitó en la Buena Nueva de la gracia y corrió a todos los que conocía por la nueva vida que recibió, y muchos encontraron la Vida ellos mismos. Sus nuevos comienzos dieron a otros nuevos comienzos. Esta era la alegría de Cristo. Preguntas para reflexionar: 1. Se podría decir que la jarra de agua de la mujer representaba sus intentos de llenar su corazón con el amor de los hombres. Pero eso nunca satisfizo realmente los profundos anhelos de su corazón. ¿Y tú? ¿Con qué llenas tu jarra de agua? ¿En qué medida ha satisfecho tu corazón? 2. Jesús le ofreció a la mujer samaritana lo que realmente satisfaría su corazón: Él mismo. Él conocía sus pecados y le ofreció lo que realmente le daría la vida. Jesús te ofrece a ti. Él te conoce y conoce la vida que no satisface verdaderamente, y te ofrece a Él mismo: el Agua Viva. ¿Te gustaría recibir este regalo de Agua Viva y experimentar un nuevo comienzo en tu vida?