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No existe la familia perfecta. ¿Por qué? Porque, bueno, las familias están formadas por personas imperfectas. Y eso significa que aunque deseamos que lo sean, no podemos esperar que los miembros de nuestra familia no cometan errores. ¡Y tampoco pueden esperar que no nos equivoquemos en el camino! Es por eso que cualidades como la paciencia y el perdón son tan importantes. Ser pacientes con las personas con las que compartimos nuestros hogares u ofrecer perdón a los miembros de nuestra familia cuando lo necesitan, son formas clave en las que no solo podemos traer más paz a nuestros hogares, sino también en las que podemos practicar nuestra fe con nuestras familias. Esta semana, elige responder con paciencia o perdón cuando alguien de tu familia lo necesite.