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[Serie 2020] No temasMuestra

[Serie 2020] No temas

DÍA 1 DE 3

Cómo responder al temor


¿De qué tienes miedo? La respuesta de la mayoría de la gente es: "¡A nada y a todo al mismo tiempo!". El miedo es un viejo enemigo nuestro; conocimos al miedo en el jardín del Edén cuando dejamos de confiar en Dios y decidimos que podíamos definir el bien y el mal por nosotros mismos. La primera sensación que surgió de nuestro pecado fue el miedo, que provocó la separación: Adán y Eva se escondieron de Dios.


Todos estamos familiarizados con esa sensación paralizante que surge del miedo. Es innegablemente parte de la experiencia humana. El miedo exige una respuesta. Cuando nos enfrentamos a una situación que nos produce miedo, debemos responder. Podemos tanto retroceder como avanzar. Algunos de nosotros nos paralizamos y tenemos la sensación de no ser capaces de afrontar o manejar la situación mientras que otros se enfrentan y confrontan ese temor para poder avanzar. 


Hay una interesante historia en la Biblia que ilustra dos enfoques diferentes frente al miedo. Cuando Dios dio los Diez Mandamientos a Su pueblo, el trasfondo y el escenario parecían bastante aterradores. El Monte Sinaí era un espectáculo de truenos, relámpagos y sonidos de trompeta; además, la montaña estaba cubierta de humo (Éxodo 20:19). La gente tenía miedo y temblaba; se pararon a lo lejos y le pidieron a Moisés que hablara con Dios como su representante. No querían escuchar a Dios por sí mismos, porque pensaban que iban a morir.


El pastor Mark Batterson dice: "El único temor ordenado por Dios es el temor a Dios, y si Le tememos, no tenemos que temer a nadie ni a nada". El temor a Dios es reverente; nace del asombro. Nace de la comprensión y del reconocimiento de la soberanía y del poder de Dios.


Así como el pueblo de Israel tenía a Moisés como representante entre ellos y Dios, sabemos que tenemos acceso a Dios a través de Jesús. Podemos acercarnos al trono de la gracia con total confianza. No hay nada que temer porque la sangre de Jesús nos limpió de todo pecado. Ya no estamos separados de Dios, podemos acercarnos con un corazón sincero en plena seguridad de fe (confianza) porque ahora tenemos el Espíritu de Dios viviendo en nosotros.


El Espíritu de Dios no es de temor, sino de poder, amor y autocontrol. Acerquémonos a Dios y dejémonos llenar por Su perfecto amor, porque el amor echa fuera el temor.

Día 2

Acerca de este Plan

[Serie 2020] No temas

Todos conocemos el miedo, ese sentimiento paralizante que amenaza nuestra paz una vez que cedemos a la duda y a la preocupación. Es parte de la experiencia humana. Invita a Dios a ayudarte a enfrentar el temor y permite ...

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Nos gustaría agradecer a Gregg Matte por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://houstonsfirst.org/

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