[Serie La manifestación de Cristo en nosotros] Parte 1Muestra

Manifestación de Cristo

Seamos agradecidos, no por las añadiduras, sino por la manifestación de Cristo en nosotros. Hay varias cosas por las que estar agradecidos, porque tenemos la mente de Cristo, la fe del Hijo de Dios, la vida del Hijo, el espíritu del Hijo y la simiente del Hijo en nosotros. Sabemos y entendemos que la manifestación de Cristo en nosotros, debe ser la razón principal por la que debemos estar agradecidos.

Romanos 8:19 nos habla de esto, el proyecto de realizar el propósito eterno de Dios es algo que no se puede realizar sin que Cristo sea manifestado en y a través de nuestras vidas. La promesa que tenemos es que se debe manifestar en nosotros ese hijo de la bendición, nuestras vidas deben manifestar al Hijo.

Tomemos del Antiguo Testamento un ejemplo: Abraham, quien fue el primer receptor de las buenas noticias, el primero con quien Dios compartió la esencia del evangelio, es el padre de la fe porque se le predicó el evangelio y lo creyó. ¿Qué es evangelio? Las buenas noticias. Que a través de él, de su descendencia, vendría una simiente, un hijo y ese hijo iba a ser la bendición para todas las naciones de la tierra. Esas son buenas noticias, de esa tierra que había caído en un estado de maldición, que en ese tiempo estaba gobernada por hombres con la naturaleza de Adán, Dios toma a un hombre llamado Abraham y le comparte buenas noticias. Le dice: esto va a cambiar, esta tierra que está en oscuridad espiritual porque los hombres no conocen mi verdad, todo esto va a cambiar y lo voy a hacer a través de un hijo, de una simiente. Un hijo que nacerá de ti y que va a ser bendición a todas las naciones.

Abraham cree esta promesa y sin tener un solo hijo. Su nombre era Abram, sin hache y con una a, Dios le dice: “ahora tu nombre va a ser Abraham, que significa «padre de naciones». Cuando alguien te pregunte, ¿cuál es tu nombre? Vas a decir: «soy padre de naciones»”. Lógicamente la primera pregunta que iba a surgir es, ¿cuántos hijos tienes? Su respuesta sería: «todavía no tengo ninguno, pero soy el padre de muchas naciones».

Abraham creyó a Dios, tuvo fe, no lo cuestionó, simplemente recibió la promesa y esperó para que se cumpliera. ¿Cuántas veces creemos en lo que Dios nos dice y lo aceptamos?