Poniendo una X a la AnsiedadMuestra

Cavar Hasta El Fondo de Tu Miedo

Muchos de ustedes han luchado con el gigante de la ansiedad por años, sufriendo los efectos paralizantes del pánico, la ansiedad, o la depresión. Sería tonto tratar de prescribir un simple apósito adhesivo de palabrería que parecen espirituales. Pero, como yo estoy del otro lado del valle, puedo decirte que Dios no quiere que tu pierdas la esperanza.

Durante mi viaje, fue importante darme cuenta de que mí "ansiedad" no era una ocas en si misma. Al contrario, mí ansiedad era un síntoma de otra cosa. Me encontré a mí mismo diciendo cosas como, " No voy a poder hacer que funcione hoy, míansiedadesta obrando otra vez." O, " Siento como si mí ansiedadestá apareciendo, mejor me quedo quieto."

Estaba actuando como si la ansiedad fuese la causa más que un síntoma.

Es increíblemente frustrante porque tu no puedes tocar o ver la ansiedad, o ni siquiera describirla bien. La ansiedad en todas sus formas, es algo vago, turbio invisible, y difícil de poner en la pared.

Pero, algo estaba causando la ansiedad. Algunas veces era algo profundo en mi corazón, y otras era lago solo en la superficie de la vida. La mayoría de las veces, era una persona. Alguien hacía o decía algo que me desestabilizaba, o estaba fuera de mí plan deseado. Pasaba horas tratando de manejar los resultados, reproduciendo conversaciones, controlando escenarios, o protegiéndome de mí mismo y de los otros a mí alrededor.

Pero, Jesús ofrece un camino mejor.

1 de Pedro 5:7 te invita a depositar toda tu ansiedad en Jesús, porque Él se preocupa por ti.Amo la imagen mental de nosotros arrojando nuestra ansiedad en Jesús; liberándonos de lo que nos causa problemas.

Una vez que lo puedes identificar, puedes específicamente depositarlo en Jesús en una forma significativa. Puedes transferir el peso y entregarte a Su cuidado, sabiendo que Él se preocupa por ti.

Debido a que Jesús se preocupa por ti, Él quiere hacerte fuerte. Él quiere que aprendas que Él puede ser fuerte en y a través de ti. Entonces cuando la "ansiedad" empieza a crecer, no generalices tu condición. Detente y piensa en qué es lo que realmente te está poniendo ansioso. Nómbralo. Dilo en voz alta. Y deposítalo en Jesús.

"Jesús, lo que ________ está diciendo de mí me enoja."

"Jesús, temo a lo que ocurrirá cuando aparezca en esta clase de la escuela debido a _____, _____ y _______. Ellos se mofan y me hacen sentir atemorizado e inferior."

Jesús, mis socios en el negocio, _____y ______, están tratando de estafarme y sacarme del acuerdo."

Una vez que puedes decirlo, dale tu preocupación a Él.

Hacer eso no garantiza que te despertarás y encontrarás que el problema se haya ido. Vivir libre de ansiedad consiste en confiar. ¿Crees que Dios es capaz? ¿Crees que Él te ama y se preocupa por ti? ¿Confías en que Él trabaja en y a través de las circunstancias que estás enfrentando para hacer lo que es mejor para ti?

Tu respuesta se encuentra en la cruz, el lugar donde Dios demostró que Él es capaz de tomar cualquier situación y convertirla en algo bueno para nosotros y que traiga gloria a Su nombre.

Habita en la cruz. Ahonda en tu ansiedad. Mira hacia tu Pastor. Dale tus preocupaciones a Él.