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Cambio Espiritual

Nuestro Dios nunca cambia. Permanece igual ayer, hoy y para siempre. Sin embargo, todas las cosas que él creó cambian constantemente. Nuestra generación está entrando en una nueva temporada mientras Dios lleva a su pueblo de un nivel de intensidad a otro, de un nivel de efectividad a otro. Dios está cambiando las cosas, y quiere cambiarlas con nosotros. Quiere llevarnos a una nueva dimensión de realidad espiritual.

En los 400 años entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, durante lo que es conocido como el «período intertestamentario», puede parecer que Dios estuvo ausente o en silencio. Pero ciertamente estuvo trabajando. Dios inició un cambio significativo en la tierra, en su trabajo y las vidas de las personas. 

El Antiguo Testamento cierra con la promesa de Malaquías que el Señor enviaría a Elías y él haría volver el corazón de los padres a los hijos y el corazón de los hijos a los padres (ver Malaquías 4:5-6), y si no sucede, la tierra sería maldita con una maldición, y me gusta agregar que, si sucede, la tierra sería bendita con una bendición. 

En el Nuevo Testamento encontramos una persona que viene con el espíritu de Elías (ver Lucas 1:17). Era Juan el Bautista, quien prepararía el camino al Señor. Dios usó los años entre Malaquías y Mateo de manera significativa. Los Evangelios demuestran un cambio espiritual supernatural, dramático y asombroso. Las personas pasarían de ser infructuosas a ser fructíferas, de un sistema al otro, del antiguo pacto al nuevo pacto. Muchas personas llaman a esto un verdadero cambio de paradigma, un cambio importante que sucede cuando la forma habitual de pensar o hacer algo es reemplazada por una forma diferente. 

En estas últimas generaciones, el mundo ha visto muchos cambios de paradigmas en las áreas de la ciencia, educación, política, tecnología, conectividad global, entre otras. Podemos estar seguros de que veremos un gran cambio espiritual en la tierra y seremos parte de él.

Dios quiere movilizar a esta nueva generación a una nueva dinámica espiritual. Quiere cambiarnos del miedo a la confianza, de la confusión a la paz, de la atadura a la libertad, del dolor al poder, del orgullo a la humildad, de una mentalidad de pobreza a darnos cuenta de nuestra autoridad en Jesucristo, de pensar que somos víctimas de nuestra generación a saber que en Cristo somos más que vencedores, en nuestra propia generación. Quiere cambiarnos de nuestras adicciones a su unción, de nuestra depresión a su placer, de nuestro egoísmo a un espíritu de servicio, de lo natural a lo supernatural, y él quiere cambiar a la Iglesia de hoy, de la muerte al avivamiento. 

Ora: Señor, inicia el cambio que tú quieres para nuestras vidas en los días venideros.