Introducción

A medida que concluimos este viaje a través de las Escrituras, echemos otro vistazo a algunos puntos claves.

• Los niños son un regalo de Dios para los padres y deben considerarse una bendición en nuestras vidas.


• Las Escrituras son una lámpara de guía que ayuda a los padres a aplicar la disciplina cristiana.


• Podemos alejar a nuestros hijos del peligro al compartir el ingrediente crucial que nos ayuda a recorrer nuestras propias vidas: la Palabra de Dios.


• Amar bien a nuestros hijos debería ser una prioridad en la crianza.


• La disciplina es un ingrediente esencial en la crianza de los niños, y la disciplina alimentada por el amor se verá respaldada por la paciencia, la amabilidad y la misericordia.


• Los niños son seres humanos completos hechos a imagen de Dios y merecen la misma dignidad que sus padres.

Hoy queremos entregarle a Dios todas nuestras preocupaciones sobre la paternidad, reconociendo que se puede confiar en él para satisfacer todas nuestras necesidades. Inquietarnos por nuestras preocupaciones ciertamente no hará que desaparezcan. En nuestra paternidad, podemos exhibir la postura del corazón de Pablo demostrada en una carta que escribe a los cristianos en Filipos, para agradecerles por un regalo que le enviaron en prisión y también para alentarlos a no desanimarse debido a sus problemas. 

Orar

Dios, enséñame a llevarte todas mis preocupaciones en oración. Ayúdame a estar agradecido, incluso cuando las cosas no son como me gustaría que fueran.

Leer

Pablo alienta al pueblo de Dios a no preocuparse por nada.

Filipenses 4:6–7

Reflexionar

La iglesia de Filipos fue la primera que Pablo estableció en esa región. Es fácil imaginar que la gente era como los hijos de Pablo y él, su padre. Podemos imaginar cuán indefensos se sintieron cuando Pablo fue encarcelado. Para calmar sus corazones, como lo harían los padres, Pablo los alienta a no preocuparse, sino a llevar todos los asuntos a Dios en oración. Hacerlo, abriría la puerta a la paz de Dios que «cuidará sus corazones y sus pensamientos» (DHH). La instrucción de Pablo también es para nosotros.

Responder

Como padre, ¿qué es lo que más te preocupa? Hay un dicho: «¿Por qué preocuparte cuando puedes orar?». ¿Eliges orar cuando surgen dificultades? Hagamos una pausa ahora para orar (completa los espacios en blanco): Dios, con respecto a mis hijos, les agradezco por _______________. Me parece que a menudo estoy preocupado por ______________. Ayúdame a no estar ansioso por nada, sino a llevarte todo en oración. Por favor, dame tu paz este día. Amén.