Proyecto Biblia | El Rey crucificado

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Abrumada por mis benediciones (Parte 4)

Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkDAN">
 <div class="chapter ch1" data-usfm="DAN.1">
 <div class="label">1</div><div class="s">Daniel y sus compa&#241;eros en Babilonia</div><div class="p"> 1En el a&#241;o tercero del reinado de Joacim rey de Jud&#225;, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusal&#233;n, y la siti&#243;.#2 R. 24.1; 2 Cr. 36.5-7. 2Y el Se&#241;or entreg&#243; en sus manos a Joacim rey de Jud&#225;, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y coloc&#243; los utensilios en la casa del tesoro de su dios. 3Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los pr&#237;ncipes, 4muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, ense&#241;ados en toda sabidur&#237;a, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e id&#243;neos para estar en el palacio del rey; y que les ense&#241;ase las letras y la lengua de los caldeos.#2 R. 20.17-18; Is. 39.7-8; 2 R. 24.10-16; 2 Cr. 36.10. 5Y les se&#241;al&#243; el rey raci&#243;n para cada d&#237;a, de la provisi&#243;n de la comida del rey, y del vino que &#233;l beb&#237;a; y que los criase tres a&#241;os, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. 6Entre estos estaban Daniel, Anan&#237;as, Misael y Azar&#237;as, de los hijos de Jud&#225;. 7A estos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Anan&#237;as, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azar&#237;as, Abed-nego.</div><div class="p"> 8Y Daniel propuso en su coraz&#243;n no contaminarse con la porci&#243;n de la comida del rey, ni con el vino que &#233;l beb&#237;a; pidi&#243;, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. 9Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos; 10y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi se&#241;or el rey, que se&#241;al&#243; vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que &#233;l vea vuestros rostros m&#225;s p&#225;lidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenar&#233;is para con el rey mi cabeza. 11Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Anan&#237;as, Misael y Azar&#237;as: 12Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez d&#237;as, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. 13Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la raci&#243;n de la comida del rey, y haz despu&#233;s con tus siervos seg&#250;n veas. 14Consinti&#243;, pues, con ellos en esto, y prob&#243; con ellos diez d&#237;as. 15Y al cabo de los diez d&#237;as pareci&#243; el rostro de ellos mejor y m&#225;s robusto que el de los otros muchachos que com&#237;an de la porci&#243;n de la comida del rey. 16As&#237;, pues, Melsar se llevaba la porci&#243;n de la comida de ellos y el vino que hab&#237;an de beber, y les daba legumbres.</div><div class="p"> 17A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visi&#243;n y sue&#241;os. 18Pasados, pues, los d&#237;as al fin de los cuales hab&#237;a dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. 19Y el rey habl&#243; con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Anan&#237;as, Misael y Azar&#237;as; as&#237;, pues, estuvieron delante del rey. 20En todo asunto de sabidur&#237;a e inteligencia que el rey les consult&#243;, los hall&#243; diez veces mejores que todos los magos y astr&#243;logos que hab&#237;a en todo su reino. 21Y continu&#243; Daniel hasta el a&#241;o primero del rey Ciro.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkDAN">
 <div class="chapter ch2" data-usfm="DAN.2">
 <div class="label">2</div><div class="s">Daniel interpreta el sue&#241;o de Nabucodonosor</div><div class="p"> 1En el segundo a&#241;o del reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sue&#241;os, y se perturb&#243; su esp&#237;ritu, y se le fue el sue&#241;o. 2Hizo llamar el rey a magos, astr&#243;logos, encantadores y caldeos, para que le explicasen sus sue&#241;os. Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey. 3Y el rey les dijo: He tenido un sue&#241;o, y mi esp&#237;ritu se ha turbado por saber el sue&#241;o. 4Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: Rey, para siempre vive; di el sue&#241;o a tus siervos, y te mostraremos la interpretaci&#243;n. 5Respondi&#243; el rey y dijo a los caldeos: El asunto lo olvid&#233;; si no me mostr&#225;is el sue&#241;o y su interpretaci&#243;n, ser&#233;is hechos pedazos, y vuestras casas ser&#225;n convertidas en muladares. 6Y si me mostrareis el sue&#241;o y su interpretaci&#243;n, recibir&#233;is de m&#237; dones y favores y gran honra. Decidme, pues, el sue&#241;o y su interpretaci&#243;n. 7Respondieron por segunda vez, y dijeron: Diga el rey el sue&#241;o a sus siervos, y le mostraremos la interpretaci&#243;n. 8El rey respondi&#243; y dijo: Yo conozco ciertamente que vosotros pon&#233;is dilaciones, porque veis que el asunto se me ha ido. 9Si no me mostr&#225;is el sue&#241;o, una sola sentencia hay para vosotros. Ciertamente prepar&#225;is respuesta mentirosa y perversa que decir delante de m&#237;, entre tanto que pasa el tiempo. Decidme, pues, el sue&#241;o, para que yo sepa que me pod&#233;is dar su interpretaci&#243;n. 10Los caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey; adem&#225;s de esto, ning&#250;n rey, pr&#237;ncipe ni se&#241;or pregunt&#243; cosa semejante a ning&#250;n mago ni astr&#243;logo ni caldeo. 11Porque el asunto que el rey demanda es dif&#237;cil, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne.</div><div class="p"> 12Por esto el rey con ira y con gran enojo mand&#243; que matasen a todos los sabios de Babilonia. 13Y se public&#243; el edicto de que los sabios fueran llevados a la muerte; y buscaron a Daniel y a sus compa&#241;eros para matarlos. 14Entonces Daniel habl&#243; sabia y prudentemente a Arioc, capit&#225;n de la guardia del rey, que hab&#237;a salido para matar a los sabios de Babilonia. 15Habl&#243; y dijo a Arioc capit&#225;n del rey: &#191;Cu&#225;l es la causa de que este edicto se publique de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc hizo saber a Daniel lo que hab&#237;a. 16Y Daniel entr&#243; y pidi&#243; al rey que le diese tiempo, y que &#233;l mostrar&#237;a la interpretaci&#243;n al rey.</div><div class="p"> 17Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que hab&#237;a a Anan&#237;as, Misael y Azar&#237;as, sus compa&#241;eros, 18para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compa&#241;eros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia. 19Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visi&#243;n de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo. 20Y Daniel habl&#243; y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabidur&#237;a. 21&#201;l muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabidur&#237;a a los sabios, y la ciencia a los entendidos. 22&#201;l revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que est&#225; en tinieblas, y con &#233;l mora la luz. 23A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabidur&#237;a y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey.</div><div class="p"> 24Despu&#233;s de esto fue Daniel a Arioc, al cual el rey hab&#237;a puesto para matar a los sabios de Babilonia, y le dijo as&#237;: No mates a los sabios de Babilonia; ll&#233;vame a la presencia del rey, y yo le mostrar&#233; la interpretaci&#243;n.</div><div class="p"> 25Entonces Arioc llev&#243; prontamente a Daniel ante el rey, y le dijo as&#237;: He hallado un var&#243;n de los deportados de Jud&#225;, el cual dar&#225; al rey la interpretaci&#243;n. 26Respondi&#243; el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: &#191;Podr&#225;s t&#250; hacerme conocer el sue&#241;o que vi, y su interpretaci&#243;n? 27Daniel respondi&#243; delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astr&#243;logos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. 28Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y &#233;l ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros d&#237;as. He aqu&#237; tu sue&#241;o, y las visiones que has tenido en tu cama: 29Estando t&#250;, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que hab&#237;a de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostr&#243; lo que ha de ser. 30Y a m&#237; me ha sido revelado este misterio, no porque en m&#237; haya m&#225;s sabidur&#237;a que en todos los vivientes, sino para que se d&#233; a conocer al rey la interpretaci&#243;n, y para que entiendas los pensamientos de tu coraz&#243;n.</div><div class="p"> 31T&#250;, oh rey, ve&#237;as, y he aqu&#237; una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. 32La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; 33sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. 34Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hiri&#243; a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuz&#243;. 35Entonces fueron desmenuzados tambi&#233;n el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llev&#243; el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hiri&#243; a la imagen fue hecha un gran monte que llen&#243; toda la tierra.</div><div class="p"> 36Este es el sue&#241;o; tambi&#233;n la interpretaci&#243;n de &#233;l diremos en presencia del rey. 37T&#250;, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. 38Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, &#233;l los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; t&#250; eres aquella cabeza de oro. 39Y despu&#233;s de ti se levantar&#225; otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominar&#225; sobre toda la tierra. 40Y el cuarto reino ser&#225; fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzar&#225; y quebrantar&#225; todo. 41Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, ser&#225; un reino dividido; mas habr&#225; en &#233;l algo de la fuerza del hierro, as&#237; como viste hierro mezclado con barro cocido. 42Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino ser&#225; en parte fuerte, y en parte fr&#225;gil. 43As&#237; como viste el hierro mezclado con barro, se mezclar&#225;n por medio de alianzas humanas; pero no se unir&#225;n el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. 44Y en los d&#237;as de estos reyes el Dios del cielo levantar&#225; un reino que no ser&#225; jam&#225;s destruido, ni ser&#225; el reino dejado a otro pueblo; desmenuzar&#225; y consumir&#225; a todos estos reinos, pero &#233;l permanecer&#225; para siempre, 45de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuz&#243; el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sue&#241;o es verdadero, y fiel su interpretaci&#243;n.</div><div class="p"> 46Entonces el rey Nabucodonosor se postr&#243; sobre su rostro y se humill&#243; ante Daniel, y mand&#243; que le ofreciesen presentes e incienso. 47El rey habl&#243; a Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, y Se&#241;or de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio. 48Entonces el rey engrandeci&#243; a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. 49Y Daniel solicit&#243; del rey, y obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey.</div>
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 <div class="chapter ch3" data-usfm="DAN.3">
 <div class="label">3</div><div class="s">Rescatados del horno de fuego</div><div class="p"> 1El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levant&#243; en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. 2Y envi&#243; el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los s&#225;trapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicaci&#243;n de la estatua que el rey Nabucodonosor hab&#237;a levantado. 3Fueron, pues, reunidos los s&#225;trapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicaci&#243;n de la estatua que el rey Nabucodonosor hab&#237;a levantado; y estaban en pie delante de la estatua que hab&#237;a levantado el rey Nabucodonosor. 4Y el pregonero anunciaba en alta voz: M&#225;ndase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, 5que al o&#237;r el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampo&#241;a y de todo instrumento de m&#250;sica, os postr&#233;is y ador&#233;is la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; 6y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente ser&#225; echado dentro de un horno de fuego ardiendo. 7Por lo cual, al o&#237;r todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampo&#241;a y de todo instrumento de m&#250;sica, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor hab&#237;a levantado.</div><div class="p"> 8Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los jud&#237;os. 9Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive. 10T&#250;, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al o&#237;r el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampo&#241;a y de todo instrumento de m&#250;sica, se postre y adore la estatua de oro; 11y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo. 12Hay unos varones jud&#237;os, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado.</div><div class="p"> 13Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que le trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron tra&#237;dos estos varones delante del rey. 14Habl&#243; Nabucodonosor y les dijo: &#191;Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honr&#225;is a mi dios, ni ador&#225;is la estatua de oro que he levantado? 15Ahora, pues, &#191;est&#225;is dispuestos para que al o&#237;r el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampo&#241;a y de todo instrumento de m&#250;sica, os postr&#233;is y ador&#233;is la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora ser&#233;is echados en medio de un horno de fuego ardiendo; &#191;y qu&#233; dios ser&#225; aquel que os libre de mis manos?</div><div class="p"> 16Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17He aqu&#237; nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librar&#225;. 18Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. 19Entonces Nabucodonosor se llen&#243; de ira, y se demud&#243; el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y orden&#243; que el horno se calentase siete veces m&#225;s de lo acostumbrado. 20Y mand&#243; a hombres muy vigorosos que ten&#237;a en su ej&#233;rcito, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. 21Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 22Y como la orden del rey era apremiante, y lo hab&#237;an calentado mucho, la llama del fuego mat&#243; a aquellos que hab&#237;an alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.</div><div class="p"> 24Entonces el rey Nabucodonosor se espant&#243;, y se levant&#243; apresuradamente y dijo a los de su consejo: &#191;No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. 25Y &#233;l dijo: He aqu&#237; yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ning&#250;n da&#241;o; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.</div><div class="p"> 26Entonces Nabucodonosor se acerc&#243; a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Alt&#237;simo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. 27Y se juntaron los s&#225;trapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, c&#243;mo el fuego no hab&#237;a tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se hab&#237;a quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego ten&#237;an. 28Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envi&#243; su &#225;ngel y libr&#243; a sus siervos que confiaron en &#233;l, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. 29Por lo tanto, decreto que todo pueblo, naci&#243;n o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como este. 30Entonces el rey engrandeci&#243; a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.</div>
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