Fe y TrabajoMuestra

En Génesis, capítulo 2, Dios dijo a Adán que cuidara el huerto del Edén. Adán aún no había pecado, así que podemos asegurar que el trabajo no es un "castigo divino" ni "un mal necesario", como algunos creen. Por el contrario, Dios ya había pensado, planificado y diseñado que el hombre cultivase la tierra y la cuidase.

Hay quienes tienen una visión muy negativa del trabajo y piensan que se le debe evitar siempre que sea posible. Pero en el plan de Dios, el trabajo era la forma de llenar los días del hombre con una actividad placentera y significativa.

Por otro lado, Dios mandó al hombre a sojuzgar la tierra y ejercer dominio sobre ella. La idea no era que Dios autorizara al hombre para despojar la tierra, sino que el hombre utilizara los recursos de la tierra para alimentarse, vestirse y recibir lo necesario para sobrevivir. En Génesis 2, el versículo 15 utiliza verbos diferentes – "labrar y guardar" en lugar de "sojuzgar" y "ejercer dominio" – de Génesis 1:28. Pero la idea es la misma. El hombre ha de utilizar recursos de la creación de Dios para proveer para sus necesidades.

Recuerda, Edén es un paraíso porque tiene agua abundante y vegetación exuberante, pero Dios no pretende que el hombre disfrute de Edén de la manera que a menudo nos imaginamos – un lugar donde el hombre puede comer y disfrutar de lo que le provee el huerto de Dios sin, como mínimo, cuidar de él.

"Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás" (Gén 2:16). Cuando pensamos en esta historia, la prohibición de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal suele dominar nuestros pensamientos. No obstante, no debemos olvidar que Dios primero desarrolló una gran variedad de actividades permitidas. Al hombre se le permite comer de todos los árboles excepto uno. No hay necesidad de aburrirse con la misma comida día tras día y, por supuesto, no hay necesidad de pasar hambre. Dios ha proveído tanto cantidad como variedad para que al hombre no le falte nada.

"Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás" (Gén 2:17). En el versículo 16, Dios concedió la libertad. Pero, en el verso 17 le pone límites. "Porque no puede haber libertad sin límites... La libertad ha de ser una elección genuina, una decisión que importa". Los límites son para la protección.

En otras palabras, el trabajo o la acción de trabajar, en cierto sentido, son como los límites sanos que Dios nos ha impuesto para que nuestras vidas no caigan en la desidia, pereza, ocio o una inactividad improductiva.

¡Medita en esto!