[Serie Volviendo a Dios] Rendirse a DiosMuestra

Dios te escuchará

Muchas personas que han sentido esta misma desesperación han clamado a Dios, quien ha respondido, aunque la respuesta de Dios no siempre fuera reconocida y aceptada. Cree que eres valioso a los ojos de Dios. Debes saber que Dios está esperando que lo llames, él te escuchará.

No te sientas poca cosa por tu condición. El mayor engaño que recibimos es que Dios no nos escuchará hasta que cambiemos. Pero la verdad es que sabe que, sin él, no podemos cambiar. Estar en Cristo nos hace nuevas criaturas, no independientes de él.  

Dios te ayudará

Cuando llamas al Todopoderoso, Dios vendrá en tu ayuda. No importa cuán peligrosa pueda parecer una situación, Dios puede rescatarte, cambiar tu vida y llevarte a la alegría y la paz.

La nueva vida en Cristo es real para todo aquel que cree. En este proceso es necesario comenzar a conocer a Cristo y lo que hizo por ti. El apóstol Pablo en la carta a los Efesios, hace una explicación extensa en el capítulo uno, sobre todo lo que Cristo hizo por ti: 

• Bendecido. Ya tienes toda bendición espiritual a tu favor, es necesario que te enteres cuáles son, para que las disfrutes. Ya te fueron dadas.


• Elegido. Desde antes de la fundación del mundo fuiste elegido para ser santo. Estás diseñado por Dios para vivir en santidad, así que lo que estás viviendo es pasajero, podrás superarlo y dejarlo atrás, porque tu diseño es para santidad.


• Adoptado. Una de las grandes cosas que hizo Cristo a tu favor, es que en su amor por medio de Jesucristo fuiste adoptado como hijo de Dios. Tu identidad hoy está en esta verdad, no importa tu condición natural. Este es el mayor privilegio que alguien pueda vivir, es un privilegio mayor que ser presidente de una nación. ¡Eres hijo de Dios!


• Propósito. Tu vida tiene propósito en la tierra. No estás acá por casualidad ni solo para pagar cuentas. Tu vida vale más que eso. Fuiste hecho para alabanza de la gloria de su gracia. 


• Redimido y perdonado. Cristo te redimió, él pagó el precio más alto que se podía pagar por tu vida: dio su propia vida. Tomó tu lugar. Recibió el castigo que te merecías, por amor a ti. Además, el perdón de pecados es real en él. No existe ningún pecado tan grande que él no haya incluido en su redención. Te hizo libre para que gobiernes lo que hasta hoy te ha gobernado. 


• Heredero. Nos hizo herederos. Ya no solamente promesas, sino herencia.


• Sellado. Fuimos sellados con el Espíritu Santo.