[Serie El amor de Dios por nosotros] Cómo enfrentar la muerte y la pérdidaMuestra

Lo que resucita es incorruptible

Puedes reclamar la victoria sobre la muerte por medio de Jesucristo, quien conquistó la muerte una vez y para siempre. Este cuerpo es corruptible, mortal. Este cuerpo tiene un promedio de vida sobre esta tierra, no es eterno. Tarde o temprano este cuerpo terminará su función en esta tierra. ¡Pero gracias a Dios que no somos solo cuerpo! Él nos hizo espíritu, alma y cuerpo. Lo que se entierra es corruptible, despreciable, un cuerpo material que vuelve a sus componentes originales. Pero lo que resucita, ¡es totalmente diferente!

Cuando hablamos de resurrección, nos referimos a lo incorruptible, glorioso, al cuerpo espiritual que resucita fuerte. Porque sabemos que, así como el primer Adán es un alma viviente, el postrer Adán es espíritu vivificante. Mayor es el espíritu vivificante porque es eterno. Lo material no puede tener parte del reino de Dios; lo mortal, corruptible está fuera de dicho concepto. El reino de Dios no se limita a la riqueza que perece, limitada y temporal. El reino de Dios involucra lo eterno, que no perece, que permanece para siempre. El reino de Dios trasciende lo temporal y de esta tierra. 

La muerte no tiene más la victoria, por causa de Cristo, quien la venció. Resucitó al tercer día y nos dio victoria a los hijos de Dios. La resurrección y la vida ahora están en nosotros. Por eso la muerte no es definitiva, tan solo un estado del cuerpo material. Porque el cuerpo espiritual tiene otra naturaleza y otra clase de vida. Es la clase de vida que nos dio Cristo Jesús. La clase de vida que tenemos los que creemos en él. Dios ya nos dio la victoria. No dice que nos dará la victoria. Dice que nos dio la victoria, porque en la resurrección de Jesucristo, resucitamos con él. 

Nos dio vida juntamente con Cristo. Sabemos que a los que amamos a Dios, a los que estamos en Cristo, somos nuevas criaturas, y que hemos sido trasladados de la potestad de las tinieblas al reino del amado Hijo de Dios. Todo esto ya sucedió en Cristo. Por lo que es necesario que lo entendamos y aceptemos en nuestra vida, lo que resucita es lo incorruptible. La eternidad ahora está para los hijos de Dios. Cuán grande amor nos ha dado el Padre al llamarnos sus hijos y darnos la victoria en su Hijo. 

Palabra de confianza de parte de Dios

¡Gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!