Día 1: Introducción para despejar

¿Saturado? ¿Qué es estar saturado?

Pasé todas mis horas de vigilia atada a mi teléfono inteligente. Mis límites de trabajo eran inexistentes, y a menudo un registro técnico de último minuto producía una noche de sueño irregular. Terminar su doctorado dejó a mi esposo eufórico pero cojeando también. El camino había sido largo. Se desplazó a través del tablero, actualizando su currículum y obsesionándose con sus posibilidades de conseguir el trabajo perfecto.

Papeles para calificar, platos interminables para hacer, agendas completas. Nuestras vidas estaban saturadas.

Así que, nos detuvimos.

No todo, y no todo a la vez, sino gran parte. La mayor parte.

Tuvimos conversaciones difíciles y pasamos mucho tiempo de rodillas. Luchamos con Dios y a veces entre nosotros, porque renunciar a las cosas es difícil. Cancelamos las suscripciones a los medios y redujimos nuestro correo. Dejamos de consumir el ciclo de noticias de veinticuatro horas. Limpiamos nuestro garaje, nuestros armarios, nuestros cajones.

Dijimos que no a mucho. No, gracias. No, en serio. No, ni hoy, ni mañana, ni ahora, ni nunca. Simplificamos nuestras comidas, armarios y horarios. Nos dimos solo diez minutos de navegación de entretenimiento por Internet al día, y luego cinco. Eliminamos aplicaciones de nuestros teléfonos. Primero cada aplicación de redes sociales, y luego casi todo lo demás (más sobre eso más adelante).

La gracia de menos

Poco a poco comenzó a suceder lo más asombroso. Comenzamos a aprender lo que era verdaderamente esencial y lo que no lo era, y con cada cosa no esencial que soltamos, nuestros corazones se volvieron más tranquilos, más calmados, más abiertos y más alegres. Nuestras almas se hicieron más ligeras. Nuestras relaciones se hicieron más profundas. Y cada vez que Dios quitó nuestras manos de las cosas a las que nos aferramos, las llenó de nuevo con más de Sí mismo.

Nuestro objetivo era encontrar la simplicidad, no solo por sus profundas raíces en las Escrituras, sino porque queríamos encontrarnos a nosotros mismos nuevamente. Resulta que Dios nos creó y formó a cada uno de nosotros para vidas de generosa sencillez; solo necesitamos invitarlo a entrar para que nos ayude a dar sentido a nuestro desorden. Con el tiempo, la pregunta cambió de: "¿Cómo podemos sobrevivir?" a "¿Cómo podemos dejar que Dios arregle nuestras vidas, para que nos convirtamos en el tipo de personas para las que Dios nos creó?".

La respuesta se despejó.

Preguntas de reflexión/discusión

1. Courtney describe estar abrumada por lo "demasiado" de su vida. ¿Qué se siente como "demasiado" en tu vida hoy?


2. ¿Luchas más con el desorden que proviene de poseer?¿Sobreprogramación o dispositivos digitales? Describe cómo estar saturado afecta tu día o semana promedio. ¿Qué hay de eso que es más abrumador para ti?


3. ¿Puedes nombrar una o dos cosas que puedas necesitar dejar de hacer, comprar, iniciar sesión, etc., para que puedas escuchar mejor a Dios?


4. ¿Cómo te sienta la simplicidad? ¿Qué hace que la simplicidad sea una virtud cristiana, y en qué se diferencia del concepto más secular del minimalismo?


5. Lee Juan 10:10–11. ¿Qué te roba? ¿Qué quiere el Buen Pastor para ti en su lugar?

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