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El Credo de los Apóstoles: El Espíritu SantoMuestra

El Credo de los Apóstoles: El Espíritu Santo

DÍA 4 DE 14

La Obra del Espíritu Santo Prueba Su Deidad: 2 Pedro 1:20-21


El Espíritu Santo realiza muchas obras que la Biblia indica son apropiados sólo para Dios, y eso muestra su divino poder y sus atributos. Por ejemplo, el crea nueva vida cuando regenera nuestros espíritus, como leemos en Romanos 8:11. Él es nuestro acceso al Padre, como se nos enseña en Efesios 2:18. Él aplica la salvación a nosotros, como aprendemos en Romanos capítulos 5 al 8. Suyo es el poder detrás de los milagros de los profetas, e incluso de nuestro Señor Jesús, como podemos ver en pasajes como Romanos 15:4-19. Aun y cuando la lista de obras divinas del Espíritu Santo es interminable, enfoquemos nuestra atención en un par de ejemplos prominentes, con fines de ilustración.


En primer lugar, el Espíritu Santo inspiró los escritos de la Escritura, que es la palabra de Dios y al reconocer que la Palabra del Espíritu Santo es la Palabra de Dios, reconocemos que el Espíritu Santo es Dios mismo. Encontramos esta idea en Mateo 10:20. Juan 3:34, Hechos 1:16 y 4:31, y Efesios 6:17.  


Sólo como un ejemplo, consideremos las palabras de Pedro en 2 de Pedro 1:20-21.

Ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie. Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:20-21 [NVI])


En este pasaje, Pedro enseña que el ser impulsado por el Espíritu Santo es hablar de parte de Dios, la Escritura es la palabra de Dios porque fue inspirada y hablada por Dios, específicamente, el Espíritu Santo, quien es la tercera persona de Dios.


Otro ejemplo, la obra del Espíritu Santo como Consolador muestra que Él es divino. En Juan 14-16, Jesús se refiere al Espíritu Santo como el Consolador quien hace cosas como revelar la verdad, convencer al mundo de pecado y dar testimonio de Jesús. Y aunque puede parecer raro al principio, este ministerio hace al Espíritu Santo más valorable que la presencia misma e inmediata de Cristo en la tierra. Como Jesús dijo en Juan 16:7


Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. (Juan 16:7)

Pensemos en esto por un momento. De acuerdo con Jesús mismo, era mejor para la iglesia tener la presencia del Espíritu Santo que estar con la presencia corporal de Jesús. Pero un ser creado, finito nunca podría superar la bendición de la presencia terrenal de Cristo. No, para que el Espíritu Santo sea más beneficioso para nosotros que el Hijo de Dios, el Espíritu mismo debe ser Dios. 

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Acerca de este Plan

El Credo de los Apóstoles: El Espíritu Santo

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Nos gustaría agradecer a los Ministerios del Tercer Milenio por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://es.thirdmill.org/

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