El duelo bien hechoMuestra

El dolor llega a cada uno de nosotros de diferentes maneras. No todo el mundo se aflige del mismo modo. Algunos se afligen por más tiempo. Algunos no llegan a la esperanza que Dios provee sin pasar por un valle o una temporada. Algunos están en una postura de rabia por algo que se ha permitido que ocurra en su vida. No estás solo.

Puede que estés diciendo: "No es justo", o "estoy enfadado". En primer lugar, Dios permite el enfado. No tienes que sentirte culpable porque estés enfadado con Dios. Los tres capítulos del libro de Habacuc son las palabras de un hombre frustrado y enojado. "¿Cómo has podido permitir esto Dios?" Sólo te pido que ejerzas tu ira con respeto. Dios ya sabe cómo te sientes, así que ocultarlo no lo hace desaparecer.

Además, tienes que tener la teología correcta de la muerte si quieres hacer un buen duelo. Y por "hacer un buen duelo", me refiero a hacer un duelo de tal manera que honres a quien has perdido y al mismo tiempo te permitas a ti mismo y a los que te rodean sanar y seguir adelante... Si no tienes una teología correcta de la muerte, la verás sólo como algo negativo. Sin embargo, en la economía de Dios, Él hace una declaración asombrosa.

Dice: "Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles" (Salmo 116:15 NVI).

Pablo también dice en Filipenses 1:23 NVI: "Me siento presionado por dos posibilidades: deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor". Sí, hay que tener una perspectiva eterna. Si tenemos eso en cuenta mientras expresamos nuestra honestidad a Dios, mantenemos la perspectiva correcta en nuestro dolor y en nuestras lágrimas.

Oración: Padre, creo que Tú tienes mis mejores intereses en el corazón incluso en medio de esta trágica pérdida. Incluso cuando no entiendo por qué permites que ocurra tal pérdida, me encomiendo a Ti y a Tu perfecta voluntad. Lléname de Tu sabiduría, para que pueda responder mejor a la pérdida y elevarme por encima de mi propio dolor a un lugar de sanación y restauración. En el nombre de Cristo, amén.