Soportando con Job: 7 días de esperanzaMuestra

Las historias de los problemas de Job han circulado y llegado a tres de sus amigos: Elifaz, Bildad y Zofar. En cuanto oyen que su amigo está en probemas, van a verlo.

Lo que encuentran es aún peor que lo que podrían haber imaginado. Job está irreconocible, una cáscara de lo que era. Hace tiempo era un hombre de honor, pero ahora está sangrando y magullado, sentado en su pena. Sus amigos están quebrantados por lo que ven y se lamentan por él, como lo haría por alguien que ha muerto.

Entonces, en un poderoso acto de consuelo, los tres amigos se ponen a su lado y se quedan ahí en completo silencia por los siguientes siete días. Ven que su dolor está más allá de las palabras y le dan la única cosa que tienen: su presencia.

Esta es una de las lecciones más poderosas de como acercarse a alguien que está sufriendo. Personalmente, encuentro difícil consolar a alguien que ha atravesado una pérdida tan extrema. ¿Qué podemos decir o hacer para evitar la situación o disminuir el dolor?

La respuesta se muestra en lo que los tres amigos hacen. Mientras el libro continúa, ofrecen ideas y palabras de consuelo, hasta discuten con su amigo a veces. Pero inicialmente todo lo que hicieron fue esperar. Los amigos de Job no trataron de arreglarlo a él o a la situación. Simplemente se sentaron con él en el dolor y se lamentaron con él en silencio.

Dos cosas. Primero, cuando somos movidos a consolar a alguien que tiene dolor, recordemos el ejemplo de los amigos de Job en estos versículos. A menudo nuestra presencia puede hacer mucho más que cualquier frase o regalo o acto de servicio. Sufrir con alguien puede ser la cosa más difícil y la más útil que podemos hacer.

Segundo, cuando sufrimos nuestra tendencia es escaparnos del mundo. Queremos esconder nuestra desgracia por una razón u otra. No lo hagamos. La forma más rápida de sanar no es tratar de sanar solos, más bien, como dejar respirar a una herida, buscar personas en las que confiamos quienes simplemente estarán en nuestro dolor con nosotros. 

Moraleja: La presencia de otros es un regalo de Dios.

Oración: Padre, no deseo sufrir o estar cerca del sufrimiento. Sin embargo, úsame para ayudar a quienes están en dolor. Y cuando yo tenga dolor, ablanda mi corazón para dejar a otros acercarse también.