Libre en Cristo Muestra

La falsa liberación

En este punto de este devocional, quizás hayas recordado el pasado, para darte cuenta de la miserable situación de la que Cristo te liberó. Quebrantados de corazón, cautivos, ciegos y oprimidos, una lista que describe nuestra vida antes de Él; nos reconocemos allí, éramos nosotros, hasta que Jesucristo nos transformó, dándonos vida eterna. Comenzó en el cielo y se concretó en la tierra esta obra de liberación divina. Tanto la motivación como la ejecución fueron de Dios y en ambas, se manifiesta el tremendo amor de Dios. 

Analicemos unos textos muy conocidos, escapando a la sensación de que ya sabemos todo lo que nos podrían enseñar: Jesús dijo a los judíos «Si permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y les hará libres». También dijo: «Yo soy el camino, la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí». 

Sacando algunas conclusiones podemos decir que:

• Ninguno puede ser verdaderamente libre por sí mismo, por su propia intención o capacidad.


• Si hay gente verdaderamente libre, quiere decir, que hay otros que se autoproclaman libres, pero que en verdad no lo son. Decir que soy libre no libera mi corazón.


• Ninguno puede ser verdaderamente libre si Cristo no lo libera, ya que solo conocerlo a Él, personalmente, lo puede lograr. Si conocer a Cristo es conocer la verdad y conocer la verdad te hace libre, entonces conocer a Cristo es ser libre, verdaderamente libre. 

¿Cómo conocer a Cristo? Juan coloca en palabras simples grandes verdades espirituales. «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les empoderó para ser hijos de Dios». ¿Quiénes son hijos de Dios? No todos, sino los que creen en su nombre. ¿Qué es creer en un nombre? Pues es creer en todo el significado detrás de ese nombre. ¿Cuál es su nombre? Señor Jesucristo, donde Señor indica que es Dios, Jesús que significa Salvador y Cristo que es el Mesías que cumplirá todas las profecías de salvación. ¿Crees esto? Si lo crees, lo recibirás en tu corazón.

Son demasiados los que se autoproclaman libres y unos cuantos de ellos hasta se lo creen, pero para ello tienen que forzar sus conciencias, provocando una amnesia programada y conveniente. En la actualidad, la mayoría trata de olvidar de alguna manera la miseria del día de ayer, mas no es sólo una cuestión de épocas, aunque ahora se haya potenciado, porque Jesús se encontró con algunos de ellos en cierta ocasión.