Ladrillos y cocinas color rosaMuestra

La verdadera diversión apenas comienza

Moisés ve una zarza que se está quemando y se acerca a investigar. Se escucha una voz celestial que habla y le da una instrucción. Sigue una sesión intensa de preguntas y respuestas, y Moisés recibe su misión. Entonces la verdadera diversión apenas comienza.

Si decides caminar con Dios y seguir su voz, alguien en algún momento va a echarle agua fría a tus planes. Entre más cercana sea esa persona, y mayor sea su influencia sobre tu vida, más va a doler.

En el caso de Moisés, fue dirigido por Dios y tomó la determinación de obedecerlo. Faraón era el rey de Egipto, era adorado como un dios, y él creía que ser uno. No estaba acostumbrado a recibir exigencias. ¿Qué es lo que supones que dijo el faraón cuando Moisés y Aarón terminaron su valiente discurso? Sus palabras indican que no estaba ni intimidado ni impresionado: «¿Quién es el Señor […] para que escuche su voz y deje ir a Israel? No conozco al Señor y no dejaré ir a Israel».

Entonces Moisés explicó su primera petición, en caso de que el faraón no hubiera entendido el panorama completo: «El Dios de los Hebreos nos ha salido al encuentro [...] Déjenos ir, le rogamos, camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios, no sea que venga sobre nosotros con pestilencia o con espada».

Un hombre de ochenta años cuyo pueblo estaba en esclavitud exigió su liberación de un gobernante poderoso quien creía ser un dios. ¡Faraón no se estaba dejando convencer! La frase de Moisés de «camino de tres días» era una manera de decir que el «viaje» tendría consecuencias duraderas, y que su meta era la adoración del Dios de Israel. Pero el faraón estaba diciendo: «¿Por qué permitiría esto? No conozco al Dios de los hebreos, así que no me siento forzado a seguir sus mandatos».

Descubrir la voluntad de Dios es resultado de descubrir al Dios de la voluntad de Dios. Pero el faraón no conocía al Dios de Abraham, Isaac y Jacob, por lo tanto, no andaba en su voluntad. Moisés había escuchado al verdadero Dios; pero el faraón no lo había hecho, todavía no. Pero se estaba poniendo a sí mismo en oposición a Dios; esta era una posición peligrosa porque como dijo C. S. Lewis: «Cuando discutes contra Él, estás discutiendo en contra del mismo poder que te hace capaz de discutir en primer lugar».¹

Nota

1. C. S. Lewis, Mere Christianity [Mero cristianismo] (New York: Harper Collins, 2000).

Puedes adquirir el libro de Gregg Matte haciendo clic en Finding God's Will.