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«Cómo ser confiado sin ser arrogante»Muestra

«Cómo ser confiado sin ser arrogante»

DÍA 2 DE 7

«No son más que vanidad»




Los ejemplos analizados el día 1 de este plan devocional, y toda la colección de historias de la mitología de las generaciones pasadas, no son más que la vanidad, de la cual, David pidió a Dios que apartara sus ojos, en el verso 37 del Salmo 119. Son sueños vaporosos, que temporalmente llenan el vacío de muchos corazones. No tienen más sustancia que el relleno de crema batida de un bizcocho barato. Sin embargo, las escuchamos continuamente. Los bizcochos baratos no prometen tener mucho valor nutritivo, sólo nos pueden hacer engordar. ¡Pero, qué bien saben en ese breve instante que toma devorarlos!




Más preocupante es comprender, por qué el hombre no es capaz de huir de esta fantasía oculta. En el interior del corazón del hombre hay una pasión. No nos gusta hablar de ella, ni siquiera admitir que existe, pero allí está: ¡nosotros también queremos ser dioses! Satanás sabía esto cuando tentó a Eva. Él, la acaparó por completo cuando dijo sobre el fruto prohibido: «…y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal». Él lo sabía, porque este, era el mismo deseo que se movía en su corazón: «…seré semejante al Altísimo».




Creo que Dios fue quien puso este deseo en nuestros corazones. Siempre ha sido su plan, establecer un reino de seres semejantes a Dios, con quienes, Él pudiera tener comunión en una celebración mutua de amor. Pablo, entendió que éste era el propósito que Dios tenía al salvarnos. «…también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo…». Este es el propósito del crecimiento cristiano, ser como Cristo. El asunto, es cómo llegar a ser semejantes a Dios. 




La vana tentación del diablo, es reforzar el sueño que los hombres tenemos de alcanzar ese estado por medio de nuestros propios esfuerzos. Sin embargo, el plan de Dios es, que con humildad, confiemos en su poder para que Él nos haga semejantes a Cristo. Si Adán y Eva, hubieran continuado en comunión con la voz de Dios que se paseaba por el huerto al aire del día, habrían llegado a ser, conforme a la imagen del Dios Todopoderoso. Ellos, optaron tomar un atajo pecaminoso y como resultado, todos hemos sufrido la consecuencia de la muerte. El sacrificio ofrecido por medio de la muerte del Señor Jesucristo en la cruz, tendió un puente sobre la separación que existía entre Dios y el hombre, haciendo posible que el hombre fuese salvo de la muerte y el pecado.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

«Cómo ser confiado sin ser arrogante»

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Nos gustaría agradecer a Jeff Adams en convenio con el Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.visitgraceway.org www.elcentronetwork.com

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