Cómo Hacer Que tu Millennial Regrese a la FeMuestra

"Dolor indescriptible"

La mayoría de los padres, si son honestos, te dirán que están sufriendo. Les duelen las malas decisiones que están tomando sus hijos adultos. Les duele la intimidad que alguna vez tuvieron con su hijo o hija.

En demasiadas familias, la fe llegaba solo hasta la asistencia a la iglesia. Agregue algunas actividades adicionales de la iglesia, algunos devocionales familiares y conferencias sobre cómo hacer lo correcto. La verdad es que muchos padres sienten que fracasaron en guiar espiritualmente a sus hijos.

Recuerdo a un pastor mayor que me habló de su hijo pródigo. Él y yo estábamos sentados en su oficina antes de que yo estuviera a punto de predicar en su iglesia. Vi muchas fotos de su hermosa familia allí. Pero me di cuenta de que solo tenía fotos actuales de sus hijas y no de su hijo. Cuando se lo comenté, me dijo que él y su esposa no habían hablado con su hijo en años. El pastor lloró y dijo: "Yo tengo la culpa de que esté huyendo de Dios. Estaba demasiado ocupada ministrando a los demás y no hacía lo suficiente por mi hijo. Ese es mi mayor arrepentimiento".

¿Te suena familiar? Saca a ministrar a los demás y llena el espacio en blanco. Todos nos arrepentimos y conocemos a otros padres piadosos que también lo hacen.

Aferrarte a los remordimientos te impide experimentar la verdadera libertad en Cristo. Ser zarandeado por oleadas de arrepentimiento es en realidad donde Satanás, el gran Adversario, quiere que estés. Él no quiere que dejes ir tus remordimientos. Él quiere que te ahogues en ellos. Cada vez que veas a tu hijo o hija tomando malas decisiones, Satanás quiere que te arrepientas. Él quiere que te culpes a ti mismo por sus decisiones pecaminosas. Pero al igual que el apóstol Pablo, usted necesita obtener esta seguridad: "Una cosa hago: olvidar lo que queda atrás, y esforzarse por avanzar hacia lo que está por delante" (Filipenses 3: 13).

La clave es no arrepentirse de tener remordimientos. (Eso solo trae más arrepentimientos). En su lugar, entrégale tus remordimientos a Dios y permite que Su poder sanador tome el control de tu vida. Como dice el viejo refrán: no se puede cambiar el pasado, pero se puede aprender de él.

Cuando te sientas decepcionado por la forma en que criaste a tus hijos, o incluso avergonzado, mira a Dios. Cuando las dudas se apoderen de ti y sientas que has fracasado como padre, clama al Señor. Él sanará tu dolor.