Grupos religiosos en los tiempos de Jesús

En su Evangelio, Juan emplea varios nombres para referirse a los diferentes integrantes de la religión judía con quienes interactuaba Jesús. Habla primero de 1) los levitas (1:19). Procedentes de la tribu de Leví, estos ejercían la profesión de sacerdote en Israel. 2) Los fariseos (1:23) aparecen en el relato de Juan más frecuentemente. En casi veinte ocasiones Juan habla de este grupo selecto que no necesariamente era de la tribu de Leví. Un fariseo se entregaba fervientemente a la práctica más estricta de la religión (Hechos 26:5). Tenemos como referencia al famoso fariseo Saulo, que tras haber perseguido a los seguidores de Cristo llegó a convertirse en el misionero Pablo cuando tuvo un encuentro con el resucitado Jesús en el camino a Damasco (Hechos 9:1-20). Aunque Jesús se enfrentó a menudo con diferentes fariseos y denunció públicamente la hipocresía del grupo en general, no todos los fariseos lo rechazaron. Nicodemo, un prominente fariseo, acudió a Jesús reconociéndolo como un maestro enviado por Dios (3:1). En otras ocasiones, Jesús y sus discípulos incluso cenaron en casa de un fariseo (Lucas 7:36; 11:37; 14:1).

Pero sin lugar a duda, el término más común que usa Juan para los religiosos es sencillamente 3) los judíos (5:10, 15-16). Es importante recalcar que cuando habla Juan de los judíos no siempre hace referencia a los líderes religiosos de los judíos, ya que en algunos contextos se nota claramente que habla del pueblo judío que seguía a Jesús (ver 4:9). En ningún momento debemos entender esta referencia a los judíos como una denigración de la etnia en general, ya que el mismo Juan también era de etnia judía. Cuando Juan habla de los judíos, es importante diferenciar entre las referencias al pueblo judío y a los líderes religiosos de la nación.

Lo que está claro es que Jesús no vino para integrarse en ningún grupo religioso de su día, ya que la práctica de la religión no puede salvar. Jesús vino para buscar y salvar a los perdidos (Lucas 19:10), y sin Él todos, incluso los más religiosos, estamos perdidos en nuestros pecados.

Considerar y aplicar

«Pero a todos los que lo recibieron –a los que creen en su nombre– les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios» (1:12).

Muchos piensan que son “hijos de Dios” simplemente porque existen. Si les preguntas cómo lo saben, te contestan algo así como: “Siempre he sido muy religioso” o “No hago mal a nadie”.

Ninguna de estas respuestas responde a la pregunta. Según la Palabra de Dios, el ser un “hijo de Dios” es el resultado de una decisión personal que uno toma. Dios dice que quien ha puesto su fe en Jesús como Salvador personal recibe este privilegio de formar parte de la familia de Dios. ¿Has tomado esa decisión de fe? ¿Has decidido alguna vez seguir a Jesús y Sus enseñanzas? Si realmente deseas ser “hijo de Dios” es imprescindible tomar este paso de fe.