Abrumada por mis bendiciones (Parte 1)Muestra

Cuando descubrí que estaba embarazada de nuestro sexto hijo, supe que estaba muy por encima de mi cabeza. Ya estaba abrumada por mis responsabilidades, pero esto me puso en la proverbial cornisa. Soy una chica bastante ingeniosa y decidida, pero esto era mucho más de lo que podía manejar. Estaba educando en casa a mis cuatro hijos mayores mientras trataba de mantener ocupado a un niño activo de tres años. Traté de tener algo de orden para nuestro día y todavía encontrar una gota de tiempo a solas con mi esposo. Solo esperaba que mis hijos no salieran de casa a los 18 años sin poder leer ni restar y que mi esposo todavía me amara.

A menudo, caminaba hacia nuestro buzón al final de nuestro largo camino de entrada, miraba con nostalgia por el camino y me preguntaba seriamente cómo sería seguir caminando. Un día, mientras soñaba despierta con huir, escuché el suave susurro de Jesús diciendo: "Pasa algún tiempo conmigo". ¡¿Qué?! ¡Ni siquiera puedo ir al baño sola, y el nivel de ruido en nuestra casa es ensordecedor! ¿Tiempo? ¡No tengo tiempo!

Pero sabía que tenía los mismos días de 24 horas que todos los demás. Solo tenía que hacer del tiempo con Jesús una prioridad. Comencé a levantarme a las 5:00 am todos los días porque ese era el único momento que mi casa estaba tranquila. Comencé a leer mi Biblia en esas primeras horas de paz. Al principio, no sentía que estaba recibiendo mucho, pero después de algún tiempo esas palabras se convirtieron en paz en el caos y me dieron el poder de perseverar. La Palabra de Dios era como quimioterapia para el pecado oscuro en mi corazón y vista para mis ojos ciegos. ¡Esas palabras se convirtieron en aliento, amor y vida! Me cambiaron entonces, y todavía me están cambiando hoy.

Claro, hubo días en que algunos de mis hijos se levantaron de la cama y querían unirse a mí. Les enseñé a sentarse tranquilamente conmigo, o si no tendrían que volver a la cama. Una de mis hijas dice que sentarse conmigo mientras leo mi Biblia sigue siendo uno de sus recuerdos favoritos.

¡Pruébalo! Te reto. Configura tu alarma 30 minutos antes. Levántate antes de que tu hogar se despierte cada día. Lo prometo: el tiempo con Dios establecerá el tono para tu día y corazón en las cosas correctas. Verás.

Padre, admito que valoro mi sueño. Considerar levantarme más temprano cada día es difícil para mí. Dame el coraje para luchar contra las excusas y elijo honrarte con la primera parte de mi día. Te pido que al hacer este sacrificio de sueño, esté alerta y abierta a tus palabras para mí. Gracias por tus amables recordatorios de que tus palabras son vida.