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Descansa en Dios

Ansiedad, miedo, preocupación, estrés, marcan el ritmo de las conversaciones en este tiempo, parece que las sombras de la incertidumbre cada día se apoderan más de nuestras mentes y corazones. Anhelamos que se alivien las ansiedades, se nos brinde consuelo, se restaure la paz y el gozo en abundancia, pero no sabemos cómo hacerlo o en dónde encontrarlo.

Las escrituras afirman que Dios proporciona descanso para quienes hemos creído en Él; en Jesús, Dios nos invita a acercarnos a Él si estamos sobrecargados, si estamos afligidos, desanimados o al límite de nuestras fuerzas; para recibir la paz y descanso que tanto necesitamos (Mt.11:28).

Pero me temo que los hijos de Dios, hemos permitido que el ajetreo y el estrés producto de la situación que vive el mundo en estos momentos, nos influya de tal manera, que no solo estemos perdiendo la paz, sino que peor aún, le estemos dando más poder a la incertidumbre que a la palabra “viva y eficaz” de Dios que está por encima de cualquier crisis actual.

En la lógica de Dios fuimos diseñados para ser productivos y dar mucho fruto espiritual si operamos desde el disfrute y reposo en Dios. Cuando valoramos el éxito y el trajín diario sobre la relación con Dios, la escala de valores se invierte y operamos desde nuestras fuerzas, no desde las de Dios (Isa. 30:15).

Es por esto, por lo que erradicar o sacar el estrés de nuestras vidas en este tiempo requiere más que una oración, debemos de forma intencional hacer algunos cambios, ajustes para dejar de hacer algunas cosas que nos roban la paz y la tranquilidad en Dios; pues si nos sentimos obligados a "hacer" tanto, hasta el extremo del agotamiento, es posible que estemos viviendo por “impulsos” en lugar de ser guiados por Dios.

Descansar, invertir en espacios de tranquilidad no es una excusa para los perezosos, sino una sabia inversión para los diligentes. Al priorizar el descanso para nosotros y para quienes amamos, podríamos redescubrir la sintonía y paz con Dios que pensamos se estaba perdido por causa del estrés (Sal. 62:1,Mar.6: 31a)

Recuerda, puede ser muy tentador “hacer” de todo, “participar” en todo y “querer” estar en todas partes, pero a lo mejor, no es lo que Dios espera de ti.

“Y el efecto de la justicia será paz (interna y externa), y el resultado de la justicia será tranquilidad y confianza para siempre” (Is. 32:17).