La Magia de la NavidadMuestra

“El Milagro Oculto de la Navidad”



¿Cómo se siente la gracia? ¿Como un abrazo cálido? ¿Como un padre que perdona? ¿Como un amigo leal? La gracia es una de esas palabras cristianas esotéricas que es difícil de explicar. Bueno, aquí va.



Juan 1 nos dice que Jesús es la plenitud de gracia y verdad. Plenitud significa que Jesús no es mitad gracia y mitad verdad, sino que es completamente gracia y completamente verdad. Esta paradoja es difícil de entender. Me imagino un vaso con dos cántaros de agua, uno lleno de gracia y otro de verdad. Instintivamente, pensaría que Dios pondría la mitad de gracia y la mitad de verdad en el vaso. Pero en realidad, Dios permanece ahí, quizás con una sonrisa hasta que el vaso se rebasa, haciendo un gran desastre. Esa es la plenitud de gracia y verdad.



¿Qué hacemos con la gracia? La gracia es esa misericordia inmerecida y ese favor que encontramos en el mundo. Tiene comienzos humildes, como por ejemplo un niño de 8 años cediendo su asiento en el bus a una mujer embarazada. Puede ser sutil, como dejar una gran propina a un barista que está luchando para pagar sus cuentas. O puede ser dramática, como invitar a cientos de amigos sin hogar a la cena de Navidad. Pero no importa cómo se dé, la gracia nunca es merecida. No merecemos la gracia, pero la recibimos. ¿No deberíamos dar entonces gracia a quienes no la merecen?



Ser un seguidor de Jesús significa que la gracia está en nosotros. Significa que debemos cercarnos a ese amor revolucionario, esa gracia inmerecida. En el momento en el que nuestros cerebros entienden que hemos pecado y debemos buscar perdón, Jesús ya nos ha perdonado docenas de veces. ¿Por qué? Porque Jesús es la plenitud de gracia. A la gracia no le importa si eres conservador o progresista, o si creciste siendo cristiano o si recién comienzas a buscar a Dios. La gracia está libremente disponible desde ahora hasta la eternidad, no tiene límites, ni tampoco final.



Esta Navidad pregúntate a ti mismo: "¿en dónde he experimentado la gracia de Dios?" Reflexiona en eso. Te sorprenderá darte cuenta que experimentas la gracia cada día. Búscala. Te prometo que ahí está. Debes encontrarla. Y una vez que lo haces, el abrumador milagro de la Navidad, del nacido Cristo, lleno de gracia y verdad, será mucho más mágico.



Lee Ayres

InsideOut